sábado, 31 de diciembre de 2011

Cambiar


Maestro- Aquí tiene su pedido. Espero que lo disfruten y feliz año nuevo.

-¡Igualmente!
-¡Igualmente!
-¡Igualmente!
-¡Igualmente!

Juan- Feliz año. En fin… No sé si te has fijado, jefe, pero cuando felicitas las fiestas en voz alta, se alzan muchas voces para devolverte la felicitación, aunque antes no te hayan dirigido ni una sola palabra.
Maestro- A lo mejor la gente está ávida de muestras de humanidad y por eso aprovechan cualquier oportunidad para no ser estatuas de hielo como casi todo el tiempo.

-Pero si la gente (y puede que me incluya) espera al mínimo momento para dejar de ser unos muermos  distantes, es decir, si están expectantes para dejar de ser lo que son y convertirse por un momento en lo que quieren ser, ¿por qué conformarse con solo esos instantes de humanidad navideña? ¿Por qué no cambiar? ¿Por qué no somos como deseamos ser?

-Pufff, acabas de dar con la pregunta clave. Pregúntale a Alekséyev, que dice que lo hace. Invéntate un superpersonaje y créetelo. Como si fuera la mejor mentira de la que tienes que estar convencido, Cuando por fin el personaje se haya adueñado de tu mente (mucho más que Bela Lugosi creyéndose Drácula), serás la persona que deseas.

-No sé si Alekséyec  se lo tiene realmente creído. Y tampoco sé si ese es el camino. Eso sería crear una personalidad muy artificial, que no tiene nada que ver con los recuerdos, las circunstancias y la educación que nos han forjado de cierta manera y no de otra.

-Bueno, si quieres una excusa naturalista puedes pensar que los recuerdos, las circunstancias y la educación es lo que te ha hecho llegar a la conclusión de que tienes que tomar ese atajo. Olvídate de lo natural o lo artificial: todo se reduce a unos caminos u otros. Lo que no sé es que hay al final de ellos, si la felicidad o la muerte. Tener eso claro puede que sí sea algo que nos haga cambiar. ¿No crees?

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Nihilismo


Juan- Me gusta la navidad porque hay excusas para todo, tanto para lo bueno como para lo malo. Pero si eres de los que buscas la mínima oportunidad para compartir un poco de cariño y de humanidad, pues… Yo me he hartado de dar besos y abrazos a los que no se los suelo dar, que con la navidad parece que eso no es tan cursi. Además a la gente le da por hacer más buenas acciones que de costumbre. Que sí, que es una pena que tenga que ser navidad para que la gente sea un poco menos imbécil, pero al menos te permite conservar un poquito de esperanza. Y supongo que ahora me llevarás la contraria porque sí.

Alekséyev- Por supuesto. A ver, si la gente es más buena en navidad es porque la mercadotecnia así lo ha querido. Es una pena que tu fe en la humanidad se sustente en una campaña propagandística de amor con regalos. ¿De qué sirven estas pequeñas treguas si sabes que no podrás confiar en ellos durante el resto de año?

 -No tiene por qué ser solo en navidad. Yo he visto gestos bonitos y altruistas durante todo el año. Que sí, que ante la primera gran putada que veas en los medios o que sufras en tus carnes, deseas echarle la culpa a todos los demás excepto a ti. Pero siempre hay algo a lo que te puedes agarrar.

 -¿Te acuerdas del yonki aquel que vivía en el callejón? Ese hombre, a lo único a lo que se podía agarrar era a su siguiente dosis. Y muchos tuvimos gestos altruistas con él que más tarde agradeció rompiendo un escaparte para entrar a robar. Aquella muerte se la buscó él solito, que aun desangrándose con el cristal, agarró todo el dinero que pudo. Sí, es un caso. Pero todos teníamos fe en la humanidad cuando íbamos a echarle un cable.

 -Bueno, pero es innegable que hay gente que ayuda a los demás a todas horas sin recibir nada a cambio. El egoísmo no es lo único que mueve el mundo.

 -¿Que no? Es lo único. Los que ayudan se sienten gratificados porque es su forma de sentirse bien. Lo hacen por ellos mismos, aunque indirectamente beneficien a otros.

 -Sabes, no sé si estás actuando o si realmente eres un nihilista en potencia.

 -¿Ya sean acabado los argumentos de “hay que creer en la gente, hombre” o “a veces se hacen cosas buenas”?

 -Mira, si no crees en nada, ni siquiera en la Humanidad (que es el último refugio para los más escépticos) no sé qué haces habitando este mundo todavía. Sí, todo es una putada. Una grandísima putada. Pero por muchos palos y desengaños que te lleves; por mucha maldad y mala suerte que haya a tu alrededor o sufras en tus carnes, al final, y por muy triste que seas, seguro que hay por cojones un último rescoldo de fe en el que sostenerte. Y seguro que no hay más porque no has buscado bien.

 -¿Y qué harías tú si matemáticamente hay cero esperanzas?

 -Pues mantenerme vivo a ver si aparecen algún día.

 -¿Y si no aparecen?

 -Siempre nos quedarán las pajas.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

El gran incapaz


Era listo, pero también un vago y no tenía la cabeza muy allá. Se distraía continuamente con ideas, algunas originales, otras no eran más que basura improductiva. A veces deformaba recuerdos o se imaginaba unos nuevos, más agradables. El caso es que era adicto a estas distracciones mentales, y unido a su escasa capacidad de voluntad, acababa siendo una mente brillante pero muy desaprovechada, planeando grandes proyectos que nunca lograba llevar a cabo. Él era plenamente consciente de esta idea que le proporcionaba aun más material (y de buena calidad) para seguir socavando su materia gris. Buscaba encontrar en ella el elixir de la vida, pero de momento no lo había logrado, lo que le proveía de todavía más cosas en las que pensar.

Así siguió hasta que, reconociendo su incapacidad final, la nube que taponaba su supuesta inteligencia y su nula flexibilidad mental para cambiar, se volvió loco. Pero no en el sentido poético: loco. Y poco más se supo de él.

sábado, 10 de diciembre de 2011

*Bonus: minisagas (III)

XI.

Del enorme huevo verdoso emergió una mujer lagarto completamente formada. Fue muy afortunada desde el nacimiento: no tenía rabo pero sí unos poderosos cuartos traseros, una suave piel de escamas iridiscentes, útiles garras intimidadoras, visión infrarroja para detectar el calor y saliva venenosa. Evidentemente, le fue bien en la vida.


XII.

Del pequeño huevo rojizo salió el ser que me daría muerte en un futuro, según Oráculo. Es tan pequeñito… pero sé que cuando crezca me matará. ¿Podría cambiar mi futuro con un leve movimiento de cuchillo? ¿Me lo permitiría el Destino? Bah, yo no creo en eso, lo dejaré vivir.


XIII.

Clavé el puñal en mi pecho y me dolió muchísimo. Comprendí que moriría cuando me sacara la trascendente arma, dejando que la sangre brotará desde mis pútridas entrañas. Fue en ese momento crítico cuando me llegó el mensaje de que habíamos ganado el Euromillones. Así que llamé a la ambulancia.


XIV.

Recibió un calambrazo tan radiactivo que obtuvo el superpoder del teletransporte. Pero la diversión sin límites le corrompió y acabó viajando por el mundo para violar mujeres sin castigo. Hasta que recibió una estocada antes de percatarse y de nada le sirvió llegar al instante al mejor hospital del mundo.


XV.

Recibió un beso tan cálido que obtuvo el superpoder de ser persona. Aquella pobre mujer deshizo su coraza de hielo con un sincero gesto de agradecimiento infinito. Desde entonces buscó el cariño en cada esquina, pero como no tenía práctica con la gente, se tuvo que conformar con las putas.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Comparaciones


Por muy libre que me crea, por muy independiente que crea ser y estar separado del forraje que compone la sociedad, no puedo evitar aun, a mis años, compararme. Joder, después de una vida luchando por ser yo mismo, por no seguir la corriente, que me dé igual que unos se harten de follar o de cagar dinero y yo no. Pero al final, no puedo evitar evaluar lo que llevo hecho y eso no puedo hacerlo sin mirar a los demás. ¿Cómo si no sabría que estoy llevando una vida plena?

Mi compadre Gustavo, el que se llevaba todas las ostias en el colegio y tenía demasiado pavo, va a tener a su tercer hijo con una mujer increíblemente maravillosa. Mi hermano, medio rico y triunfando en su trabajo. Alekséyev va a estrenar obra como protagonista y mis queridos Tous se van un mes a un templo en el Tíbet. ¿Qué hago yo? Vivir como un artista frustrado, mal amado y ganando lo justo para sobrevivir. Eso sin hablar de mi enfermedad.

Claro que, si me comparo con los pobres somalíes que se mueren de hambre, tampoco me va tan mal. Y si no miro a nadie, mi vida es bastante soportable. Pero no, necesito destacar entre los borregos y los mediocres y para ello tengo que observarlos, conocerlos, averiguar qué necesito para superarlos. ¿Me dará eso la felicidad? Seguro que no, pero no puedo evitarlo: me he cansado de aguantarme las ganas de mirar y de evitar convertirme en una estatua de sal. La curiosidad, o el aborrecer la incertidumbre, me pueden.

Me he vuelto un triste por recaer en el antiguo vicio de no huir de la sociedad.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Sagrado de verdad


Imposible: esta obra no la puedo realizar. Tendría que ser un gran genio para poder plasmarlo, aunque pensándolo bien, sería bastante triste que fuera capaz. No, no puedo porque son sublimes los rostros que tengo en mente. No por tener fracciones bien colocadas o sonrisas perfectas: lo sublime es la expresividad sincera de la pasión.

No sé si ellas serán conscientes de cómo cambia su rostro en el preciso momento en el que la punta de su lengua toca a un hombre. O más bien, cuando lo deciden. Durante un tiempo verdaderamente especial, desaparecen las barreras de misterio, la niebla de miedo y preocupaciones, los disfraces de otras intenciones y las máscaras. “Te estoy devorando a mi manera. Estoy gozando y no me importa que lo sepas”. Por eso es un momento de sinceridad absoluto y de verdadera pureza (nada que ver con lo que decían en misa) que yo no puedo recoger en una obra artística. Demasiado sagrado para mí.

domingo, 27 de noviembre de 2011

La Belleza


Juan- Es que al dueño le gusta tener siempre una cestita con almendras por aquí cerca. Las coge de su propio almendro.

Hombre del bombín- ¿Me puedo llevar una? Quizá la plante. ¿Sabes que pienso yo de los almendros? Son unos árboles normales durante medio año y durante el otro medio están pelados. Pero llega un momento en el que son una de las cosas más hermosas que se pueden contemplar por estos lares. Su belleza es una epifanía que puede llegar a abrumar, no solo por la perfección de la estampa, sino también por su fragilidad efímera; porque de repente eres consciente del instante en el que estás viviendo. Te saca de la Gran Hipnosis y te recuerda que… Bueno, quizá estoy divagando demasiado.

-No, por favor, continúe.

-Yo por suerte ya soy capaz de ver la Belleza en cualquier esquina, pero creo recordar que fue un árbol parecido el que me hizo ser una persona capaz de apreciarla. De hecho, fue una mujer bajo un melocotonero. Tengo viva aquella imagen: cambié solo por haber tenido la gran suerte de contemplar un espectáculo así. Si no, quizá hubiese sido un tipo normal. La gran virtud de la Belleza es te recuerda que estás vivo, ni más ni menos.

viernes, 18 de noviembre de 2011

El instante-refugio


Acosado por mil frentes y en el Gran Agobio en el que te sumergen las distintas putas realidades, no puedo hacer otra cosa que cerrar los ojos.

Sé que no puedo mantener la cabeza enterrada mucho tiempo pero este momento vale oro. La paz absoluta es tan efímera como ese intervalo en el que puedes soportar no pensar en nada. Nada se soluciona, todos los monstruos siguen por ahí ávidos por envejecerte y destripar trucos de magia. Pero necesito sentarme en esta mesa polvorienta, ignorar el desorden (el literal y el figurado) y escaparme a la oscuridad de mis párpados, solo un instante…

Tanta nube me tiene apollardao. Llevo ya unos cuantos instantes de total inactividad y no avanzo nada con nada. Supongo que la evasión, es decir, ese momentillo en el que nos podemos sentir bien entre tanta mierda, engancha. ¿Me podré convencer algún día de que no es para tanto?

sábado, 12 de noviembre de 2011

A molestar


Alekséyev- Que poca sangre hijo.

Juan- Es que noté que podía estar molestando

-¿Y tú no notas cuando te molestan a ti? ¿No te parece que normalmente es soportable e incluso razonable por parte de la otra persona? No estamos hablando de dar por culo porque sí, sino de buscar ayuda o entretenimiento. Necesidad, vamos.

-Sí, si yo sé que no hago nada malo y que no me van a dejar de hablar pero, si puedo evitarles esa incomodidad, intento sobrevivir sin recurrir a nadie. Así aprendo a cuidarme solo de paso.

-Mira, hasta yo necesito a veces pedir ayuda. ¡Hasta yo! Te conozco y sé que cuando necesitas algo planteas tu problema para que a mí me salga de dentro ayudarte sin que tú hayas pedido nada. Mira, te voy a dar un dato de psicología casera: cuando le pides algo a alguien a quien no sueles recurrir, el cambio en su rutina suele compensar o incluso superar la posible molestia. Hala, ya no tienes excusas.

-Bueno, ya sabes que soy enfermizamente no-egoísta. Pero sí, tienes razón, soy tonto por no querer sacar a la gente de lo suyo (será que creo que el momento de estar “a lo suyo” es sagrado). Pero tonto. ¡Nada, a dar por culo a tó quisqui! Si es que, por muy crecido que se crea uno, siempre hay algo de lo que espabilarse.

-Buena frase. Sí, tío, piérdele el miedo a hacer ruido. Anda que como tengas que trabajar un día de vendedor o de periodista…

miércoles, 2 de noviembre de 2011

*Bonus: minisagas (II)

(Para leer despacito)

VI.

El pobre se acabó entregando a la tormenta, pero ni ella le regaló un mísero destello: solo agua helada, viento y una pulmonía que tampoco se lo llevó. Sin amor propio, terminó marchándose a Mozambique y ya no sabemos nada de él. Por eso te digo tanto que te quiero.


VII.

El grupo de pigmeos escupió una ráfaga de pinchitos voladores que derribaron a un pequeño mono que apenas sintió la caída del árbol. El hombrecillo más anciano gritó agradecido a los espíritus de la selva y le ahorró el sufrimiento con un golpe al desdichado animal. Igualito que aquí. Civilizados…


VIII.

Te seré sincero: a lo mejor no te conviene quedarte aquí conmigo (y menos con mis amigos), pero estoy muy solo, cansado, casi no puedo andar y estoy hambriento. No te vayas con aquellos que solo se parecen a ti físicamente. Quédate conmigo, por favor. Te lo pido como zombi.


IV.

Nadie como ella para predecir los terremotos, los cracks financieros y los desamores. Por eso muchos se contentan con vivir cerca de ella, para estar a salvo de la Naturaleza. Otros, interesados, se acercan ella sólo para que les ayude a invertir. Lo demás en su vida es sexo frío.


X.

“Trae pacá la Rotaflex”, dijo Liborio antes de perder su primer dedo y “solo es una vaquilla con la cornaura despuntá” cuando perdió su virilidad. “¿Arnés pa’qué?” fueron sus últimas palabras. ¿Estaba Liborio determinado al fracaso o solo tuvo muy mala suerte? Quizá era demasiado cateto. Bueno, cateto pero feliz…

martes, 1 de noviembre de 2011

Quererlas o entenderlas


Juan- No sé si es que soy propicio a que me lo digan o es que se habrá puesto de moda, pero ahora lo que me dicen es: “no voy a dar un paso más porque a lo mejor me enamoro de ti”. ¿Por qué las tías tendrán tanto a miedo a sentir? Si de eso se trata la vida, coño, de no ser un mueble. No sé si es que presuponen que va a salir todo mal desde el principio. En serio, ¿por qué?

Alekséyev- ¿De verdad quieres meterte en esos berenjenales de querer comprender a las mujeres? A ver si te vas a volver loco ya del todo.

-Hombre, supongo que habrá que hacer el esfuerzo por enterarse de cómo piensan para poder satisfacerlas, salir vivo de ellas o incluso manipularlas. Yo a veces pregunto cosas a mis amigas pero no sé si me dicen la verdad. De todas formas hay que investigar hasta convertirse en todo un Richard Gere.

-¿Seguro? A lo mejor saber demasiado de ellas te puede hacer perder la sorpresa y la fascinación. ¿Te acuerdas lo que dijo el otro día el hombre del bombín? “A la mujer hay que quererla como si fuera Dios, con fe ciega y con entrega, como si todo lo que ella supone fuera una religión llena de altibajos superables y grandes sentimientos, y no como una fría ciencia llena decepciones y trucos desvelados. Con las mujeres, es mejor el Amar que el Saber.”

-Decía que se puede llagar a la felicidad a través del conocimiento, que te hace valorar las cosas en su verdadera grandeza; o a mediante la ignorancia, sin perder el tiempo en juicios y entregándote directamente al misterio y la magia a riesgo de salir perjudicado. Yo comprendo que lo suyo sería querer a las mujeres de la segunda manera, pero a lo mejor no soy capaz y no puedo evitar la curiosidad de entender cómo piensan o sienten y desvelar sus misterios sin querer. O a lo mejor, ¿crees que hay gente incapaz de amar por que se creen que ya saben demasiado y no pueden tener ni un mínimo de fe en nadie?

Fue un hito extraordinario que los ojos de Alekséyev temblaran por un momento, como si las máscaras que él mismo se había labrado se hubiesen desvanecido de repente. Tras un leve titubeo, recodó quien era él (o quien decía que era) y contestó distraído: “no, no creo.”

miércoles, 26 de octubre de 2011

Aguantarse


Juan- Tengo que reconocer, maestro, que me impresionan la forma en la que plasmas ideas abstractas en una escultura. Ni el Duchamp ese ni el Picasso. Aunque tu última máscara parece más bien un mueble. ¿Qué quiere decir?

Maestro- ¿Tú qué crees? Es un rostro atrapado en unas celdas y encadenado a un espejo enorme y pesado que se queda colgando. Las celdas, si te fijas, son de colores distintos y tienen dibujos: son las distintas facetas de la personalidad. ¿Ves? Esta celda por ejemplo representa la serenidad y la calma, pero también la pereza y la pasividad ante la vida. Se me ocurrió cuando escuché aquello de: “conócete a ti mismo, es decir, palpa tus barrotes”. Lo de la pesada cadena que sujeta el todavía más pesado espejo es por… ¿se te ocurre algo?

-Supongo que tendrá algo que ver con la identidad. Lo que no entiendo es por qué has puesto el espejo del salón de baile.

-Porque esa persona que ya conoce su personalidad se cree esclavo de ella. Es la idea de que conocerse es como una condena, una pesada losa con la que tienes que cargar. Quizá el portador de la máscara no puede ya sorprenderse a sí mismo o quizá se ha cansado de su típico modo de actuar. En todo caso, se ha dado cuenta de que a veces, o siempre, no se soporta.

-Putada, porque a un repelente le puedes dar de lado y ya está, pero cuando tú eres el mismo del que te quieres alejar… ¿Qué se puede hacer, maestro?

-Doblar los barrotes y echar a volar aun con el espejo colgando. Claro que para eso hay que estar muy fuerte.

viernes, 21 de octubre de 2011

Lo artificial (I)


Juan- Realmente, ¿a ti te influye en algo la noticia de Gadafi o de la Eta? Porque veo a todo el mundo eufórico y feliz por cosas que no van a cambiar su vida ni un ápice.

“Alekséyev”- No, no van a cambiar nuestra vida a no ser que seamos vascos. O quizá sí porque nos hemos salvado de una ola de atentados futura. De todas formas, eso y lo del doble sieso de Santana se pueden catalogar como buenas noticias (aunque les puedas encontrar el lado negativo). Además hay gente a la que sí le afecta de verdad, y si sientes un mínimo de empatía o solidaridad…

-Sí, vamos a ver, yo me alegro y soy consciente de que es algo bueno, pero no doy saltos de alegría porque no va a pasar nada. Nada. La euforia es producto del bombo que dan los medios. Ellos son los responsables de esas sensaciones que tiene ahora todo el mundo y si no les prestaran tanta atención a la noticia no habría tantas muestras de felicidad. Por tanto, esa alegría es artificial, creada para que la gente la consuma.

-¿Pero qué hay de malo en eso? ¿Hay alegría natural y alegría artificial? ¿Se sienten distinto?

-Lo artificial no existe así como así, es una creación con un objetivo. En este caso, es solo el gran revuelo sobre Eta lo que nos da la euforia, por tanto, esa sensación es falsa. Falsa.

-Sinceramente, creo que lo que tienes es envidia por no ser capaz de alegrarte por un hecho histórico como este. Intentas convencerte de que no es para tanto. ¡Cúrate esa apatía, hombre!

viernes, 7 de octubre de 2011

Epicúreo cobarde


A veces mi arte se confunde con la ingeniería. La máscara alegre a lo carnaval de Venecia ya está terminada y el truco de los ojos que se cierran al ponerla en la peana también. Me ha costado encontrar los materiales pero al final he conseguido que esta carita despreocupada descanse sobre unos pinchos metálicos con mala pinta y algo de hierba (gran detalle). Así, las puntas encajan en la hendidura y los ojos se cierran; pero si lo enchufo y le doy al interruptor… ¡Uooo, levita! Esto de los electroimanes parece brujería. Podía haber usado otro sistema más barato para mantenerla en el aire, pero era necesario que se viese cómo escapa de esas púas de realidad.

No sé si la gente captará el mensaje de esta máscara. No es más que alguien que huye del dolor y de la responsabilidad para mantenerse contento y quizá feliz. Quitarse de en medio en vez de encarar los problemas puede ser una forma de solucionarlos, la más cómoda. Y como nos funcione nos vamos a acostumbrar a hacerlo todo así, obviando y resistiendo hasta que la presión desaparezca mágicamente (o gracias a nuestra mala memoria a prueba de rencores). Pero cuando no podamos levitar sobre los pinchos y no haya ninguna posibilidad de escapar, ¿qué hacemos, si no sabemos resolver nuestros problemas de otra forma?

La valentía ya no una cualidad tan útil como cuando vivíamos en cuevas. La tecnología la compensa y nos sigue haciendo útiles a pesar de nuestra extrema y enfermiza prudencia. ¿Para qué encarar un problema si podemos dejar un mensaje privado escrupulosamente pensado y diseñado para quedar bien? Para qué arriesgarse.

¿Es malo ser así? Quizá vivir en una chirigota continua y dedicar tu tiempo exclusivamente a la diversión sea una de las pocas formas de soportar la vida, sobre todo cuando por fin eres consciente de cuan cabrona es. Lo único que sé es que huir te vicia para que sigas corriendo, siempre, incluso cuando quieres dejar de hacerlo.

sábado, 1 de octubre de 2011

Encantadora ignorancia


“Alekséyev” - Ahí hay tomate. Quiero decir: estarás enchochado en secreto pero ella solo te verá como amigo.

Juan- Que va. En otro tiempo no te digo yo que no, cuando me parecía una tía perfecta para mí: graciosa, follable, misteriosa… Pero ha pasado el tiempo, la he conocido mucho más y la verdad es que cada vez me parece menos atractiva. A medida que conoces a una tía el morbo se va. Claro que si un día me dice “Juan, hazme un favorcito sexual”, como soy un caballero…

-Nada, que te has resignado y buscas excusas para convencerte de que no te gusta.

-Quizá, pero creo que es peor lo de perder el misterio, sobre todo desde que se echó novio. ¿Ves? Con lo poco interesantes que suelen ser las tías, ponle un novio y entérate de cómo es su vida y estará condenada a que yo solo la vea como amiga. Ella se lo pierde.

-No es verdad. Espera a que ella te diga “Juanito, hazme ese favorcito”. O espera a que esté soltera y vulnerable. Eso de “te quiero solo como amiga” no funciona en los tíos. Si acaso, solo temporalmente.

-Pues yo a mis amigas no las puedo ver como un “me la tiro y ya está”. Si tras conocerlas de verdad las dejo de ver interesantes, ya solo están para hablar y esas cosas: ya no las veo como mujer y se convierten en amigas sin lujuria, igual que ellas nos ven a nosotros.

-En serio tío, ¿por qué intentas engañarte a ti mismo?

-Pues para ver si me lo creo.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Felicidad fácil


Juan - Odio ser así pero, según mi experiencia de los últimos días y Woody Allen, el secreto del éxito es ser un pesado. Y punto. Insistir, insistir, insistir… hasta la nausea, hasta que la gente sea consciente de que eres lamentable y que tienes que destruir tu dignidad que por culpa de tu falta de talento. Al final, esos son los que triunfan. En todo.

“Alekséyev” - Pues ya sabes, aplícate. No le des más vueltas de las tuyas en plan “quiero ir a contracorriente”. Sé práctico por una vez.

-No, tío. Voy a luchar un poco más. Coño, se supone que yo tengo ingenio, cultura, una forma de pensar diferente… No puedo desperdiciar todo eso, que es a lo que me agarro para no sentirme un inútil total, para ponerme a mendigar. Lo siguiente será carroñear, otra cosa que también da buenos resultados por lo visto.

-Tienes que pasarte al lado oscuro, Juanillo. Pruébalo, aunque sea en una ocasión donde no haya testigos. A lo mejor más adelante te da igual que la gente te vea como un pesado si te da buenos resultados. Hazte masa, en serio. Aunque tú no lo creas, la Verdad es que eres otro paquete más.

martes, 6 de septiembre de 2011

Refugio fácil


Mi tiempo se sigue acelerando sin que yo pueda evitarlo. Lucho y lucho pero no encuentro a nadie por quien combatir como una tigresa herida ante sus hijos. ¿Debería luchar por mí? Debería. Querer mantenerme vivo tendría que ser causa suficientemente para resistir esas curas que me dejan medio muerto en vez de muerto. Necesito… calor humano. Así que voy a bajar las persianas, a despejar la mesa y a ponerme el disco de música vocal celta, que hoy estoy sensible, joé.

Tras cerrar los ojos aparezco en el claro de aquel bosque mágico. El sol ya está a varios horizontes de las onduladas copas; aun así, se ve. Frutos de luz azulada brotan de los árboles como en una permanente navidad plateada. Sobrecoge un gran alcanforero muy viejo y luminoso justo enfrente de mí. Entre la suave hierba crecen pequeños champiñones aquí y allá que también brillan, al igual que las nubecillas de luciérnagas y palomitas, cuyo vuelo pausado y constante serenaba los nervios como cuando sigues el camino de una hoja flotando en el agua. Aunque era de noche, no había Oscuridad.

Y frente al árbol, ahí, ante mí, está ella. Violeta de ojos, algo más oscuro su cabello ondulado, contemplo su figura camuflada entre las luces del claro como si irradiara también ella alguna luz. El fin de su liviano vestido resplandeciente es hacerla aún más hermosa. Puedo adivinar un cuerpo perfecto bajo esas finas telas, pero no es su aspecto salvaje el que necesito sentir ahora.

Me sonríe mientras me acerco y ella da unos pasos hacia mí. La puedo tocar con naturalidad y darle un abrazo eterno hasta que se me pase esta fría sensación que solo se desvanece junto a ella. Huelo su ropa, su pelo, su cuello, y mientras no pienso en nada. Sigo sujeto a su cuerpo, pletórico, sin que la situación se torne violenta o cansina: todo es como quiero que sea.

Otros días, juguetona, complace todos mis deseos, los infantiles y los adultos, sin tener que cuestionar nada de ellos. Yo también hago lo mismo con sus locuras, la sigo como un siervo sediento de sus continuas ocurrencias. Lo que ella quiere yo lo codicio. No por cumplir o estar en deuda: es deseo puro.

Casi no me he dado cuenta que estoy desnudo y acostado en su cintura descubierta. Me siento como si me hubiese follado la diosa del mundo: tranquilo, absolutamente tranquilo. La hierba está fresca pero no fría, el vientecillo se hace sentir cálido como su piel morena y las luces azuladas del bosque se confunden con la nebulosa de Orión. O de Circe, no sé.

Sí, es perfecto, es un lugar de esos en el que a todos nos gustaría pasar algún instante, por muy duros que queramos aparentar ser ante los demás. No me empacho de disfrutar de este pequeño mundo, de La Belleza, la que solo vive aquí.

Joé. He estado bastante cerca de la cabezada, pero esta sensación de estar perdiendo el tiempo es todavía más fuerte que el poder de mi imaginación. Voy a abrir las ventanas. A ver si con suerte cae algún trueno.

sábado, 3 de septiembre de 2011

¡Felicidades!


"Alekséyev"- Gracias hombre, no se merecen.

Juan- No es para ti. Aunque podría, porque no sé cuando cumples ni qué edad tienes.

-Claro, como no tengo tuenti no me puedes dejar una frívola felicitación.

-Eso es lo chungo. Puedes felicitar a gente por la que sientes cierta indiferencia y de la que no te acordarías de su cumpleaños. Sin embargo, la gente que te importa no puede apreciar que realmente tienes su fecha en la cabeza y la felicitación pierde valor.

-¿No será para alguna de esas muchachas de culo gordo que te hacen tilín, no?

-Creo que los culos hermosetes están muy infravalorados por aquellos de la moda, con lo divertidos que son. Pero no, tiene un buen culo, objetivamente hablando.

-Es un poco especial tu felicitación. ¿Crees que llegará a su destino?

-Bueno, también va dirigida a una persona especial. Sí, tarde o temprano llegará. Ya uno no puede hacer regalos con lo poco que me pagan aquí y mis manualidades no son apreciadas por casi nadie. Así que, la mejor manera de felicitar a alguien creo que es recordarle, o mejor, hacerle sentir a tu manera que estás ahí otro año más a jierro para lo que haga falta, que personalmente creo que no es poco: para lo malo, para lo bueno, para las noches de pasión desenfrenada…

jueves, 1 de septiembre de 2011

La justicia como cicatrizante barato


Juan - Es la típica historia de siempre. El malvado triunfador que siempre gana y el buenazo tonto que se come un mojón. Que injusto. ¡Qué injusto!

“Alekséyev”- ¿Injusto? ¿Qué pasa, que si actúas de forma antinatural y tal como la cultura religiosa manda (es decir, siendo bueno) ya tienes garantía de que todo te va a salir tal como desees?

-Supongo que no. Sabes, a veces me gustaría ser más creyente. No quiero resignarme a pensar que todo esto no es más que átomos y frío. Que la justicia no existe y que los valores que he recibido y mi forma de ser no valen nada. Nada. Me gustaría pensar que ella recapacitará y verá que yo lo merezco más que él, y que a él le darán por culo y le caerá un piano encima (para ser justos). Pero no, no hay ninguna ley universal que obligue a que eso ocurra. No hay nada. Y la verdad, me gustaría ignorar esa desolación.

-Es tentador creer que, aunque sea después de morir, los malos recibirán su justo castigo y los buenos tendrán su premio. Sí, te puede hacer la existencia más soportable. Tienes que elegir entre dos opciones: Dios o la Verdad. Una reconforta; la otra duele. La primera es falsa; la segunda intenta ser verdadera pero no llega a serlo, por lo que también es falsa pero no tanto.

-Si lo planteas así, la primera opción parece la más bonita, pero yo vivo irremediablemente en la segunda. ¿Qué puedo hacer para que todo me vaya mejor?

-Aprender a soportar

lunes, 29 de agosto de 2011

La Publicidad


“Alekséyev”- Para mí la publicidad es el verdadero arte moderno. Al servicio del mercado, claro, pero esa es la característica de todo en esta época. Un anuncio puede llegar a emocionar, a que hacer que lo recuerdes siempre e incluso convertirse en cultura popular. Vete al Guggenheim a ver si algo de allí te provoca alguna sensación de esas.

Juan- Pero la publicidad es un coñazo inmenso, es muy incómoda y mancha aquello que toca. ¿Tú no ves ridículo al típico presentador haciendo un anuncio en mitad de un programa? ¿O esos equipos de baloncesto con nombres de empresas, como el Leche Río? Sí, hay alguno bonito, pero sinceramente, ¿no te molesta el cuarto de hora de anuncios en mitad de una película, que se carga todo el ritmo?

-Pero sin la publicidad esa película a lo mejor no existiría, o esa cadena de televisión se habría ido al carajo hace ya tiempo.

-Ya, la publicidad es el estandarte del capitalismo, de los poderosos, de todo este sistema de mierda. Es una herramienta para que se mantenga este frenesí de consumismo. Ningún anuncio nos hace el bien: todos intentan sacarnos los cuartos a base de medias verdades y manipulaciones. Si trabajas en publicidad eres parte de ese sistema que tanto apesta.

-Sí, tiene su lado oscuro, tienes razón. Pero no puedes olvidar el lado bueno, la faceta artística que te digo. Da la oportunidad de expresarte, de ser más listo que nadie, de destacar, de llegar al corazón de la gente, de abrirte oportunidades que nunca habías pensado, forrarte a base de pelotazos, tener un trabajo poco rutinario, dedicarte a todo un poco y nada en particular... Y lo más importante: te permite reírte de todos los borregos a los que desprecias y sacarles las perras. Mejor que ser camionero es, desde luego…

sábado, 27 de agosto de 2011

Ni un puto clavo


Mientras corría, una manada de velociraptores lo perseguía con ganas de merendar. No eran como salen en las películas: más bien parecían pavos hermosotes con cara de lagarto. No imponían ni daban mucho miedo por separado, pero eran muchos y el maestro no contaba con ningún aliado. No había nadie con una metralleta o con un cuchillo a lo Cocodrilo Dundee; ni siquiera otros dinosaurios herbívoros en los que ocultarse para hacerles frente. Para colmo, la casa donde vivía se había derrumbado con lo del platillo volante y ante él, solo se extendía una pedregosa tundra que no ofrecía ningún refugio.

De pronto apareció un jeep de la nada cuando esos pollos cabezones estaban a punto de cogerlo. Arrancó y les empezó a sacar ventaja pero, mira por donde, el flamante carricoche no tenía gasofa. Total, que otra vez a correr. Parecía que esta vez no había esperanza. Sería una muerte muy tonta: devorado por una jauría de estúpidas iguanas reinonas que se achantarían con una buena patada en los hocicos. Pero claro, estando solo y sin recursos de ningún tipo, poco se podía hacer. Sin un mínimo obstáculo que entorpeciese el avance de los velociraptores, el maestro estaba perdido….


Uf, menos mal que solo era una pesadilla malaje. Menos mal que esos bichos ya no existen. Bueno, ya que estoy despierto voy a prepararme con tiempo para ir al taller, que hay muchos lagartos que esquivar y la gasolina anda por las nubes.

viernes, 26 de agosto de 2011

Una tragedia insignificante


Antes de marcharse, el maestro dejó abierta la ventana del cuarto a oscuras, con la bondadosa esperanza de que cualquier bicho volador que permaneciera dentro saliera atraído por las luces de la calle. Muy ecologista el hombre. Salió un momento de la habitación y regresó después para cerrarla definitivamente. Justo antes de bajar la ventana vio como salía apresurada una palomita que parecía que se acababa de dar cuenta de la gravedad de la situación.

-Has tenido suerte. Aunque no sé si habrá sido por inteligencia o por casualidad.

Cuando regresó a la mañana siguiente y fue a subir la ventana, observó el desdichado cadáver de un mosquito bastante grande que se habría quedado pegado al cristal toda la noche hasta que las fuerzas lo abandonaron. Es como él figuró la muerte del bicho: contemplando claramente el sitio donde quería estar pero sin comprender por qué no podía llegar a él. ¿Cómo iba a entender un simple mosquito lo que era un cristal?

-Mira que te di la oportunidad. En fin, que tu muerte sirva para algo. Toma, miarma, para que luzcas más roja y más bonita – y le echó el mosquito a una nepentes que tenía colgada junto a la ventana. Se quedó allí un rato, parado.

Se preguntaba cómo un ser tan insignificante podía provocarle tantos segundos de pensamiento.

lunes, 22 de agosto de 2011

Lento, se escapa

Juan- Al final no lo pude superar, es algo que me mata. Bueno, sí salí adelante, pero fue por las circunstancias que cambiaron a mejor, no porque las pudiera superar. Esos son los héroes para mí, los que son capaces de sobrepasar unas circunstancias claramente puteantes. Mi único mérito fue estar abierto a esos cambios, conservar la esperanza y aprovechar esa oportunidad. Pero no exploté, ni me revelé, ni pasé de todos ellos. Simplemente me limitaba a conservar la vida mientras esperaba y esperaba. ¿Qué tiene eso de heroico, de especial? Ahora miro atrás y me veo con fuerza de superar cualquier problema de adolescente. Ahora, claro, ahora… Ahora tengo otras circunstancias que no puedo controlar y otros problemas a los que no sé darle solución, aunque estoy seguro que dentro de unos años me parecerán una gilipollez y no podré creer que me estuviera rallando tanto. Si por lo menos fuera….

“Alekséyev”- Tío, ¿con quién hablas?

-No, estaba cantando.

jueves, 18 de agosto de 2011

L’Étranger


¿Qué hacer si todo parece absurdo? Toda esta realidad me parece inabarcable y me veo incapaz de colocar unos cimientos aquí, sobre los árboles. En otros tiempos sentía que necesitaba reventar ante tanta incertidumbre, pero ahora todo es indiferencia. Es lo único que puedo sentir una vez conozco la Verdad, y la Verdad es que es imposible conocer toda la verdad.

Así que habrá que empezar a ignorar cosas.

En realidad no me quiero volver así, pero es inevitable. Cada vez me cuesta más hacer las cosas con pasión y tengo menos miedo. Ahora la frialdad es lo que menos me incomoda y salvo en cosas importantes, no me importa perder.

Creo que necesito volver a con mis creaciones artísticas, algo artificial. Necesito que mi vida no se parezca a la absurda vida de un león aburrido en la sabana; o la rutina me hará irreparablemente cuerdo.

martes, 16 de agosto de 2011

El Periodismo (I)


Juan -Sé que te gusta llevarme la contraria, pero sé piadoso porque esta vez no tengo demasiados argumentos a favor. Aunque tampoco tendrás argumentos suficientes en contra, porque aunque pese, el periodismo es inherente a la sociedad en la que vivimos. Sí, he dicho inherente. Si quieres, puedes calificarlo como un mal necesario, como la política.

“Alekséyev” -Ah, ¿pero son cosas distintas? ¿De quién te puedes fiar para saber lo que pasa? ¿Qué periódico o cadena de radio o televisión no condiciona sus contenidos según el pez gordo que los mande? Las noticias, la manera de tratarlas, los líderes de opinión… todo está enfocado para santificar al demonio que pone la pasta. Aunque esas mentiras nos puedan hacer un gran mal, da lo mismo: lo importante es ser partidario.

-Pero es que la objetividad no existe y en estos tiempos no es malo admitir de qué pie cojeas si eres fiel a la verdad.

-Tú lo has dicho. Si contara alguno la verdad sería la ostia. De hecho prefiero un mal periodista que no atine con la realidad que uno que me cuente lo contrario por ser un vendido.

-Pero siempre habrá periodistas honrados. De hecho, cuando haya más vendidos, la honradez será un valor en alza y surgirán más periodistas independientes. Y esos tendrán el honor de poder cambiar el mundo, a mejor. ¿Acaso hay algo más gratificante?

-Hombre claro, genios y grandes influencias hay en todas las profesiones, pero como no seas un periodista mesías, eres un mierda que trabaja gratis, que molesta a todo el mundo allá a donde va (ya sean políticos o inocentes), y que dan interesantísimas noticias como que ha nevado en Sierra Nevada, que hace calor en Sevilla o que la dieta mediterránea es sana.

-A ver, a veces no hay noticias y hay que rellenar, pero es mejor que no hablar de nada y tener al periodista sin darle uso. Además, esos reportajes feos entretienen, que es lo importante. Sí, sé que me vas a saltar con eso de que el objetivo del periodismo ahora no es informar sino entretener, pero también es verdad que esa búsqueda del atractivo hace que la gente se interese por estar informado.

-Lo malo es que si ves un informativo típico, hay demasiadas noticias de entretenimiento y las de verdad, las pasan rápido, como si en ese tiempo estuvieran perdiendo audiencia. En los periódicos, pasa algo parecido, si no recuerda que clase de noticias eres capaz de leer hasta el final. La radio está algo mejor, pero siempre será un medio secundario. La única opción es Internet, donde es aun mucho más difícil cobrar por hacer trabajo periodístico. Sí, puede que sea una profesión bonita y emocionante si la ejerces en la dirección que deseas pero cada día se parece más a la Publicidad. Y eso, amigo mío, es imperdonable.

sábado, 6 de agosto de 2011

Buscando un final verdadero


Maestro- Échale un vistazo a mis nuevas creaciones.

“Alekséyev” se acercó al expositor de novedades y observó que, entre las máscaras y algún soldado medieval de madera, destacaba algo poco habitual en la obra de su jefe: un lirio, hermoso, grande, con un exquisito laqueado que hacía irresistible pasar el dedo por sus pétalos. En la peana, leyó la palabra “bésame” y consciente de que era un juego artístico, obedeció y posó sus labios sobre la flor. Mientras, el maestro comprobaba complacido como retiraba la cabeza súbitamente al percibir ese delicado aroma a almendras.

“Alekséyev” –Vaya, tengo que reconocerle el mérito de haber conseguido asustarme.

Maestro –Y yo te reconozco el mérito de ser lo suficientemente listo como para hacerlo. De todos los que han pasado por esa flor, eres el único que lo ha comprendido. Y mira que me parecía una idea brillante, pero después he caído que casi nadie sabe que el cianuro huele a almendras y que un simple beso puede ser suficiente para sufrir una rápida pero dolorosa muerte. De hecho creo que la mayoría ignora lo que es el cianuro.

-En parte, la cultura sirve para eso, para entender y disfrutar una película de Kubrick o de los Monty Python, un libro de Dostoievski o una obra suya. Me llama la atención esta nueva máscara, la de en medio.

-¿Qué te trasmite?

-Paz

-Dale ahora la vuelta pero ten muchísimo cuidado y no toques nada.

-Pinchos. ¿Pinchos perfumados con esencia de almendras? Esta vez no lo pillo.

-Sí lo pillas, es lo que estás pensando. Esta vez no es esencia de nada, es veneno de verdad. Sabes, creo que esa máscara es la prueba irrefutable de que estoy loco. Llevo mucho tiempo intentando tallarla y me ha costado muchas frustraciones. Y no sé si ha sido gracias a mi insistencia o ha sido a raíz de que me diagnosticaran las bolitas, pero por fin me ha salido, por fin he sido capaz de expresar en un trozo de caucho cocido ese sentimiento que no acabo de disfrutar. Por eso, si la cose se agrava y no hay esperanza de salvarme, dejaré el hospital y haré…lo que me plazca. Y cuando las fuerzas me abandonen y cuente con los dedos los días que me quedan respirando y poco más, me pondré esa máscara y me aliviaré por fin. No sé si me lo permitirán, pero quiero ser enterrado con ella puesta. Sé que desagradará a muchos, pero creo que representará absolutamente lo que seré en ese momento. ¿Ves como estoy loco?

-Meastro, creo que usted es la persona más cuerda de la faz de la tierra. Para su desgracia.

miércoles, 27 de julio de 2011

*Bonus: minisagas

(Historias de 50 palabras)


I.

El primer ratón penetró en uno de esos túneles de madera que olían tan bien, pero tras una sacudida, dejó de respirar allí mismo. Al segundo le pasó igual. El último ratón, después de haberlo visto todo, quedó también atraído por el queso de la ratonera. ¿Realmente podía haberse salvado?


II.

Me piden unos barrigudos que juegue con mis huesos al fuego y al metal. Mi historia nunca tuvo que ver con estos miedos brutales que respiro. Solo veo otros sentenciados que no luchan por causas nobles (¡ridículo!), sino por ir arrastrando los pies hacia el patíbulo. En fin: ¡Al ataque!


III.

Aunque estaba extremadamente aburrido, tenía mil asuntos pendientes que no le daba la gana atender. Enganchado a los leves pero asegurados estímulos informáticos, dejaba escapar oportunidades, personas, amores… Distraído (como siempre), pulsó varias teclas al azar y acabó buscando en Google “huhuhuhuhu”. No miró los resultados. Por fin dijo: “Estúpido…”


IV.

No le importaban sus tetas: estaba en la más absoluta gloria. Acariciaba su contorno con un dedo. Lento. Lentísimo. Y cuando le apetecía, besaba su perfumado y revelado terciopelo, mientras dejaba escapar una sonrisa blanquísima contemplando sus dos gotas de mar. El sueño duró hasta que el chulo dijo basta.

V.

Hola –dijo el ratoncito Pérez-. Os traigo la peste.

Puta tradición infantil: la próxima vez le daré dinero al niño. Por fortuna, aunque los hospitales sean tan agobiantes, la medicina actual te lo cura todo.

La peste… Desde luego, hay cosas que solo ocurren en las minisagas. Y en África.

lunes, 4 de julio de 2011

Hay que saber de economía


Mecagüen, como me han tangado con estos pedidos. Cabrones. Aunque puede que yo tenga algo de culpa… Sí, en realidad la tengo casi toda, sin haber revisado bien la compra ni nada. Fui muy impulsivo aquel día, pero también es verdad que no estaba muy allá. Joder, si es que hay que andar siempre en guardia, con todo, a todas horas, en todos los sitios, que asco. Ahora a ver qué hago con esta mierda de materiales. ¡Me los como!

Mierda, este plástico es peor de lo que pensaba. No puedo aprovechar casi nada después de la pasta que me he gastado. ¡Qué ruina! Bueno, al menos el daño de esta mala inversión solo ha sido en dinero, no en tiempo, como ocurre casi siempre. Eso sí que es un problema gordo: cuando después de muchos esfuerzos y disgustos la cabrona te dice que nanay o cuando te pegas dos meses enclaustrado en un cuarto y sin vida para acabar suspendiendo los exámenes.

Ah, el tiempo, ese justo igualador humano. A lo mejor la vida es un eterno estudio económico para conseguir invertir nuestro tiempo lo mejor posible. Hacer algo que no quieres es en verdad un gran contratiempo y nuestra existencia no se puede acabar apoyando en una eterna tarea desagradable. No debería.

Lo que yo me pregunto es que, si tanto valor le doy por fin al tiempo, ¿por qué lo sigo dejando que se escape siempre como si fuera cualquier mujer que pasa por mis brazos?

jueves, 30 de junio de 2011

*Bonus: La jungla

-Abrázame. –le rogó a Francis aquella mantis gigantesca.

No sabía muy bien cómo reaccionar, pues nunca se había topado con un insecto tan descomunal. Ni siquiera en el campo. Una farola cercana parpadeaba intranquila mientras Francis se preguntaba cómo actuar. Nadie le había enseñado qué hacer ante algo así y el sentido común no parecía ser útil en una situación tan poco común. Tampoco había nadie que le ayudara en aquella famosa calle, tan transitada a otras horas menos intempestivas.

-Abrázame, por favor. No te haré daño, te lo prometo. Me siento mal y necesito un poco de cariño desesperadamente. ¡Desesperadamente!

-Eres unos de esos insectos que atrapan a sus víctimas con los brazos y empiezan a comérselas vivas. ¿Crees que me puedo fiar de ti tan fácilmente?

- Sí, lo comprendo. Sientes miedo, pero el miedo es solo una barrera estúpida hacia tu libertad. ¿A que si tuviera un aspecto menos temible sí me abrazarías? Sé que tú también te sientes solo, que vives en un lugar caótico y tu única compañía es un pececito luchador de esos que pueden vivir en una pisada de buey. Sé que eres como yo. ¡Abrázame! Lo necesitamos.

Francis comenzó a dudar. Realmente le daba pena aquel ser, que perdía toda la fiereza con su voz suplicante. Era una locura y una notable temeridad pero, ¿acaso no llevaba tiempo sin recibir una muestra de cariño de nadie, solo de buitres? ¿Acaso no debía encontrar los pequeños momentos de felicidad en los lugares más estrambóticos, pues las situaciones “normales” estaban vedadas para él?

-Sigo sin confiarme. Ni siquiera sé qué es lo que comes.

-Al igual que vosotros, yo me alimento de otros hombres. Pero a ti no te haré nada.

La calle seguía en un silencio sólo interrumpido por el tintineo de aquella farola inquieta. Aquel ser monstruoso parecía más transparente que casi todas las personas que conocía Francis. Su mirada fría y estúpida no contenía maldad: era trasparente. Y una fuerza de la naturaleza como aquella no podía ser tan perversa.

Francis extendió los brazos y la mantis lo imitó. Se acercó hacia ella y se agarró a su frío y duro tronco. Se sentía como si abrazara a un árbol. La mantis colocó sus patas delanteras sobre los hombros del chico con mucho tiento, rodeándolos con dos filas de pinchos afilados que se posaban con suavidad sobre la carne. Francis iba perdiendo el miedo y apretó más el cuerpo del monstruo sobre su pecho, a la vez que notaba como aumentaba la presión sobre su espalda. No eran unos seres muy cálidos, pero Francis se sentía, por un momento, reconfortado.

Tras un minuto abrazados, ambos seguían en la misma postura y no se movían ni un ápice. De pronto la presión de Francis sobre los hombros se convirtió en un dolor punzante insoportable que le paralizó todo el cuerpo. Miró hacia la cabeza del bicho y vislumbró únicamente unas mandíbulas fragmentadas bailando con frenesí. Sentía la necesidad de preguntar el porqué, pero no podía hacer nada. Nada.

De pronto sonó un estallido y la cabeza del monstruo desapareció. No así sus fuerzas.

-¿Estás bien niño? Espera que te libere de esas zarpas.

Era una mujer mayor cuyo aspecto aparentaba ser aun más mayor. Llevaba una escopeta de doble cañón aún humeante amarrada a la cuerda del batín.

-Menos mal que te he estado observando desde mi ventana. Pasa dentro y te curaré eso.

El hogar de aquella señora era digno de ver: tenía un estilo retro pero parecía no estaba conseguido a posta, sino que su decoración era antigua de verdad. Sin embargo, tenía algunos chismes modernos que no convivían bien con tan dignas antiguallas y destrozaban por completo el entorno. En el salón, donde llevaban a cabo la tarea médica, se encontraba una niña sentada junto a un ordenador sin casaca y con cara de inopia. Apenas observó a Francis unos segundos antes de volver toda su atención a la pantalla. Era la viva imagen de la señora, con un batín aún más anticuado y un rostro que parecía envejecido.

-¡Niña, deja eso ya! ¡Las horas que son y tú jugando!- le lanzó la alpargata directa hacia la cara pero la niña la esquivó hábilmente.- ¡Voy a coger ese cacharro y lo voy a tirar a la basura! Perdona hijo, es que me tiene negra la niña esta. Mi hija trabaja veintitantas horas y su padre no existe, así que me la tengo que cargar yo.- Francis notaba verdadero desprecio en su voz.- Tus heridas no son muy graves, se cerrarán rápido. Supongo que te costará más superar tu estupidez. ¿Por qué te has abrazado a un bocho que mata abrazando?

-No me creerá, pero hablando con él no parecía en absoluto peligroso. Se lo juro. Creo que esa capacidad de poder hablar lo humanizó y lo convirtió un cazador mentiroso. Ya no tenía que esforzarse por camuflarse o por perseguir a nadie. Con parla se obtienen mejores resultados.

- Anda que tienes la cabeza bien. La naturaleza, hable o no hable, es muy peligrosa. Bonita sí, para poner una maceta en casa. Pero no vayas al bosque porque te perderás y te puedes morir de frío o caerte por ahí. Además, si te encuentras a alguien en plena naturaleza, reza para que sea buena persona. Se está mucho mejor entre un vecindario amable.

A pesar de su aparente vulgaridad, tenía un leve brillo de sabiduría en sus ojos. No parecía una persona con la que hablar de arte, pero sí de cómo cocinar una liebre o dónde comprar cada cosa en el barrio. Tras un rato de conversación Francis percibió que era una mujer pragmática, habitualmente sincera y con gustos comerciales aunque modernos. Sin embargo, daba la sensación de que no podría soportar una imagen de misterio mucho tiempo y que, una vez revelados sus conocimientos poco comunes, dejaría de ser una persona interesante. Mientras, la niña seguía embobada en el ordenador, pulsando los botones del ratón con una insana impaciencia. Parecía una mala copia de su abuela y esta, todo un ejemplo de persona normal.

Al salir de allí se dirigió, con algo de temor en el cuerpo, hacia su alejado apartamento. Un par de lobos y un mendigo ya daban buena cuenta del cadáver de la mantis. Por suerte, la farola que debía iluminarles se había apagado al fin, aunque se notaba como sus rostros estaban manchados de un horrible verde sangre. En el cielo, que se veía negrísimo por la contaminación lumínica más que por el color de la noche, no se atisbaba aún ninguna señal de amanecer. La única presencia que encontró fue una prostituta que se acercaba al chico con toda la intención. Él se apresuró a decirle que no antes de que pudiera agarrarlo y ella, pacífica, dio media vuelta. Llevaba un cuchillo de caza envainado bien visible en la cintura y su ropa, verde chillona, le recordó a Francis el altercado con el monstruo. Un árbol caído, unos cristales y un charco de sangre unos metros más allá rememoraban el gran accidente de esa tarde frente a su casa. Todo por ir como loco.

Finalmente, tras una larga caminata por la ciudad, llegó a su portal. Sacó el llavero prestado de la comunidad y usó las cinco llaves antes de poder entrar en casa (hasta el ascensor tenía la suya). A medida que encendía luces, el desorden se hacía más presente en el ánimo de Francis: libros amontonados, ropa, platos usados, polvo… Se fue directo hacia la pecera a ver su agonizante pez luchador hinchado por el abdomen. Cuánta pena sentía él por cada pez que se le moría, mucho más que por las horribles desgracias que salían en la tele. Decidió irse a la cama sin lavarse los dientes ni mirarse las heridas, pero al apagar la última luz del salón vio una lucecita en el contestador. Algo que había dejado de ser insólito en los últimos días: un mensaje.

“Hola Francis, el otro día te vi en la tele y me acordé de ti. Me acordé de esos buenos momentos que derrochábamos juntos y de todo lo que has supuesto en mi vida. Creerás que te llamo para buitrearte, supongo que como muchos últimamente. Pero solo quería saber de ti. A veces pienso que tras todo lo que trastoqué tu vida, aun no me habrás perdonado el dejarte de aquella manera. También pienso que quizá, no lo sé, cometí un grandísimo error. ¿Qué crees tú? ¿Me llamarás mañana o cuando puedas para charlar? Un beso, amor. Sabes que te quiero. Ciao.”

Al oír esto, Francis se sentó en un sillón, aplastando los papeles que quedaron debajo. Las luces estaban apagadas y fuera, la noche permanecía intacta. Entre aquel caos artificial pasó un rato pensando cómo contestar. Finalmente la llamó, sabiendo que con su sueño profundo no se despertaría.

“Hola, vida mía. Ahora mismo acabo de escuchar tu mensaje. No te imaginas que semana de locos llevo desde que por fin me hice famoso en mis alrededores. Tienes razón, he visto carroñeros por todos sitios, gente que de repente son mis amigos y mujeres a las que les parezco súbitamente atractivo. Sabes, quiero irme de aquí. Esto es una jungla. Bueno, ojalá lo fuese: solo lo es en el sentido metafórico. Pero no creo que me entiendas. Esta noche me ha pasado algo que me ha puesto en alerta cuando he escuchado tu mensaje. Adivino qué ocurrirá si me dejo llevar por esa parte de mí que sabes explotar tan bien. Sé que acabaré otra vez aislado, esta vez puede que definitivamente, y ya no me podré salvar de ninguna manera. Por eso os pido a todos un favor solamente: alejaos de mí.”

lunes, 27 de junio de 2011

White rabbit


Creía que no te hacían falta estas cosas.

No me hacen falta, pero las sé disfrutar, sin prejuicios ni enganches. Bueno, ¿qué tal?

Así asao. Mira, no me duele, por mucho que me dé. No te vayas.

No me voy, solo estoy preparando más. Con esto vas a traspasar la luna.

No sé si quiero hacerlo. ¿Y si me mato o descubro algo malo? Dáselo mejor a Gervasio.

Otra vez, que Gervasio no existe. Solo estamos los dos, y yo ya no puedo más. Bueno si puedo pero no es plan. Dale caña.

Yo sí que no puedo más. Bastantes vueltas me está dando la cabeza. Creo que ya estoy preparado. Venga, empieza ya.

Vale. ¿A quién quieres más, a tu padre o a tu madre?

Pues a mi madre.

¿Qué prefieres, sexo o un buen trabajo?

Con un buen trabajo me puedo ir a buscar putillas, tu sabes, haces plam y ya estás ahí en plan zasca. Tu sabes.

¿Por qué no te has suicidado todavía?

Por cobardía más que nada y por ver las pelis futuras de Spielberg. Dicen que está preparando la cuarta de Parque Jurasico desde hace tiempo. Claro que lo mismo decían de Indiana Jones…

¿Sabes ya que vas a hacer con tu vida?

Que va, creo que llegaré a los treinta y pico soltero y sin trabajo fijo y me mataré un día de esos en un descuido en la carretera. Así que no me preocupo. Si acaso solo de comprar buenos pitufos.

¿Qué opinas de mí?

Que eres el tío más mierda del mundo y te ocultas detrás de un personaje que tenias un día en una obra de teatro porque se te fue la mano con el Stanislavski ese o lo haces a posta porque tu vida es una puta mierda y pim pam pim pam. ¿He acertado?

Vaya hombre, el experimento ha sido un fail. Creía que ibas a ser más imaginativo pero solo dices las gilipolleces que tienes en la cabeza. La última: di algo ingenioso y genuino.

Mmm…. La vida es como un meteorito. ¿Lo entiendes? De eso se trata.

sábado, 25 de junio de 2011

El artista introvertido


Juan- Anda, maestro, no sabía que fueses un gran escritor. Estos textos son la polla, en serio, me tienen impresionado. ¿Y estas figuritas en plan expresionistas? Claro que lo mejor es esta máscara que guardas ahí también y que no pones para vender. Te comprendo, yo también querría conservar estas obras.

Maestro- Bueno, supongo que era cuestión de tiempo que tus ganas de cotillearlo todo te llevaran hasta mi, bueno, tesoro secreto. Todo eso es la parte de mi producción que más me refleja, lo más personal y autobiográfico. Así es como pienso y siento, o más bien como lo he hecho durante un tiempo. Eso soy yo, no es arte, no es ficción.

-¿Pero desde cuando el arte tiene que ser sobre cosas inventadas? Lo que haces aquí es expresar experiencias y sentimientos tuyos de forma impresionante, conmovedora. Solo le he echado un vistazo y te conozco mucho mejor, en serio.

-Primero, que escribir sobre uno mismo puede ser muchas cosas pero como arte, es algo dudoso. No hay ideas, ni requiere apenas imaginación ni creatividad, si acaso solo para exagerar y engañar, cosa que puede hacer cualquier estúpido. Y segundo, que si está escondido es por algo, porque no quiero que lo lea cualquiera (siento decirte que tú eres cualquiera). No es justo que con un vistazo rápido a un cajón puedas conocerme profundamente, sabiendo mis debilidades, mis temores, mis errores… Al menos no es justo para mí.

-Joe, perdóname maestro, aunque humildemente me atrevería a decir que cualquiera en su vida no soy, después de todo este tiempo. ¿No será que tienes demasiadas reservas para algunas facetas de tu vida? Además, tampoco es para tanto: no me he llevado muchas sorpresas por lo que he visto.

-Pues yo me siento realmente invadido, y no consiento que cualquiera lo pueda hacer sin mi permiso. Y si te parezco raro por eso…bueno, “raro”. ¿Acaso alguien sabe con certeza qué es lo “normal”?

jueves, 23 de junio de 2011

Ah, el futuro


Vaya ruina. Vaya ruina… ¿Y ahora que hago, con esta negrura con la que tendré que cargar ahora? Mi motor de las expectativas se ha ido al carajo. ¿De qué tiro ahora? ¿De dios? ¿De psicosectas? Si el pasado no lo quiero mirar y el presente es un mojón, ahora que mis planes se han puesto así, ¿qué sentido…?

Cuánto reconforta ser víctima de alguna fuerza superior, no de mi propia personalidad. Puta filosofía basada en la esperanza…

Necesito alcohol urgentemente… Ah no, que ya no puedo permitírmelo. “Para ganar hay que arriesgar”. Mierda, mierda. Ya, ya está. Calma. A ver, no debo ser catastrófico. Siempre hay soluciones, escondidas, pero siempre hay, y una mente creativa como la mía debería encontrarlas. Voy a pensar qué salidas me quedan….

….

…. Me quiero morir. De risa si puede ser.

martes, 14 de junio de 2011

Metáfora


Juan- Como diría ella, un completo fallimento

“Alekséyev” -¿Fuiste a matar del tirón?

-Parecía una chica normal, no tenía pinta de ser una tarea especialmente difícil a pesar de lo del idioma. Me arranqué a hablar con ella y empezó bien la cosa. No era una persona muy divertida y no me lo pasaba muy bien, pero bueno, me lo tomaba como una inversión. Sé que para estas cosas hay que actuar de una forma muy definida: atender y trabajar. Pero yo me empecé a distraer con otras cosas: mis amigos, los distintos tipos de cerveza internacional, el King boxing que echaban en la tele…

-¿Y ella no se iba?

-No, yo sabía que se tenía que quedar allí toda la tarde. Me doy cuenta que actué como siempre. Como siempre con todo. Total, que pasaba el tiempo y yo le echaba cuenta solo de vez en cuando. Incluso cuando sabía que se acercaba la hora de marcharse, yo seguía más atento a las tapitas indúes que me ponían. Y mira que sabía que el premio por dedicarle el tiempo necesario podía ser suculento, pero claro, era o ella o todo lo demás. Y al final, la pillé recogiendo sus cosas de repente. Me acerqué rápido para hablar apresuradamente y le pedí el facebook, pero no me lo dio. ¿Sabes qué me dijo la tiparraca? Entendí algo así como: “Las calles están llenos de golfos como tú y no te has esforzado mucho conmigo. ¿Qué esperabas?”

-Golfos…que bueno. ¿Pero qué es lo que me has contado, tu conquista frustrada a una italiana o la historia de tu vida?

-¿Sabes? Maldigo nuestra capacidad humana para ver las metáforas. Todo lo que hacemos acaba saliendo como nos sale siempre, como un reflejo de nuestra personalidad. Vemos ese reflejo en las cosas que hacemos, las que sales bien y sobre todo las que salen mal. Y así, ¿cómo vamos a dejar de ser como somos y evolucionar, si tenemos la capacidad mental de vernos a todas horas como en un espejo en todo los que hacemos? Seguro que a los animales no les pasa.

miércoles, 8 de junio de 2011

Summertime


Juan- No se me ocurrió nada que decirle. Fracaso absoluto.

"Alekséyev"-Que paquete. Con los pelos que tienes en las piernas y no eres capaz de “cubatear” en condiciones.

- Debería ser capaz pero… Es como si no fuera capaz de sacar mi potencial. Es algo que me pasa siempre, con todo: con la gente en general, con tias, en conversaciones de sabiduría... No sé que necesito para abrirme ya del todo.

-¿Sufrir? De verdad, no por tus típicos temas mierdosos. Por ejemplo. Pero es cierto que, por muy perra que creas que es, tu vida es bastante normalita, sin grandes sobresaltos ni aventuras alocadas. Vives con tus padres, que te quieren y aunque cueste, llegáis a fin de mes. Así, en ese ambiente de comodidad, una mente maravillosa puede explotar o no. Quizá necesites cambiar de aires. Más de una vez. O quizá alguna mañana de estas te levantes cantando.

-Ey, eso último me suena. ¿De dónde lo has sacado?

- ¿A ti no te da coraje cuando los paletos te preguntan: “cómo sabes eso”? Descúbrelo.

domingo, 5 de junio de 2011

Especiales


"Alekséyev"- Y así es como la dulce Martita se llenó la blusa con su propia mierda.

Juan- Joe, quillo, que historia tan heavy. Es peor que la de la polaca con la sardina. Pues a mí también me ha ocurrido algo este finde, aunque no tan divertido desde luego. ¿Te acuerdas de Felisa, la que atropelló al negro del semáforo mientras se retocaba los labios? Pues al final he caído en sus garras, tío.

-¿Y eso? ¿Ha dejado de ser estúpida? ¿O ha adelgazado quince kilos?

-Lo segundo

-Aaaaamigo

-No la soporto, es imbécil, tenemos que hablar de gilipolleces vacías para romper el silencio y escucha una música de mierda. Peeero, está buena. Bastante. Y me echa cuenta. ¿Has visto para lo que he quedado? ¿Me convierte eso en un típico tío de esos que tanto critico pero que en el fondo envidio?

- Pues sí. Por muy místico que te creas a veces eres un tío más. Vosotros los mortales creéis a veces que vuestros peos huelen distinto y que habéis nacido de una virgen pero al final, si sois algo listos os daréis cuenta de lo normalitos que en realidad sois. Y quizá en ese momento sí empecéis a ser diferentes. Hasta que os acomodéis en la superioridad de creerse mejor y volváis otra vez al ciclo.

-¿Oye y qué se supone que hay que hacer para ser especial?

-Por favor…

sábado, 4 de junio de 2011

Bendita memoria de mierda


Hora de cerrar esto. Y no he hecho ni una puta mierda. ¡Qué manera de perder el tiempo! Estoy mal… Mi cabeza está mal, mejor dicho. Se supone que mi mente debería de darme las soluciones para todo, incluido esto: que mi cerebro anime a mi cerebro. Bueno, como el camino a casa es largo y no me he traído el mp3, voy a hacer el esfuerzo mental de rastrear el platónico mundo de las ideas, a ver si es verdad que soy un portento intelectual o un tío mierda.

A ver. En primer lugar, puedo agarrarme a la idea de que sigo vivo. Parece poco pero en verdad es mucho, sobre todo después de ver esta mañana ese coche del revés. No, tengo que seguir avanzando. No puedo conformarme como tantas veces con sobrevivir y seguir respirando, cuando eso lo hace hasta la verdina de mi azotea.

Nada, creo que lo único que puedo hacer es seguir adelante, dejar que pase el tiempo y con él, mi paja mental. Después miraré el pasado y diré: “que patán. ¿Cómo me pude afligir por eso?”. Y cuando diga “eso”, me daré cuenta de que no recuerdo las causas por las que me vi así. Porque no son cosas realmente importantes y la memoria me lo demostrará.

sábado, 28 de mayo de 2011

"El hombre que solo vivía el presente"


Decía que era un vago pellejo, que no era capaz de planificarse el trabajo y los estudios y que lo dejaba todo para última hora. Era cierto, pero también que con ese poco tiempo que le dedicaba a las cosas conseguía hacer un trabajo más que aceptable. Pero nunca destacaba: mediocridad, no por falta de inteligencia sino de voluntad. Tampoco tenía paciencia para cocinar (estaba excesivamente delgado) ni para conquistar a una mujer. Sólo las conseguía en discotecas y borracheras, por lo que al final nunca conoció el amor.

Pasaba la vida dando tumbos, de trabajo en trabajo e intentando comenzar estudios que finalmente abandonaba desmotivado. Aún así tenía muchos amigos o contactos que le amortiguaban los golpes y le hacían prosperar a pesar de su costumbre por la buena vida (sin ser ningún niño de papá).

Fue envejeciendo mucho más rápido que los demás: mal alimentado, falto de sueño y de cariño y deteriorado por sus vicios. Su talento se fue sustituyendo por la experiencia y acabó siendo un vividor más sin nada que aportar al mundo ni a su economía.

Siempre era consciente de su eterno fracaso por su ínfima fuerza de voluntad, por el improductivo caos de su cabeza y por tirar sus habilidades a la basura. Por eso no tuvo más alternativa que jugar a sacarle todo el jugo a la vida antes de perder todas las fuerzas. Y así pasó: a los cincuenta y algo, ya hecho un anciano y en el primer gran golpe de salud, cayó, vacío.