viernes, 1 de junio de 2012

Engáñate, Amor


Juan- Lo perverso es que no se da cuenta de la verdad porque mi máscara es perfecta. Se cree que la quiero. Será que aprendo a ser un buen actor gracias a ti. La verdad es que no te puedo explicar por qué no puedo trascender del mero cariño pero la verdad, aunque duela, es que no la quiero. Ahora mismo, mi definición para el amor consiste en querer asegurarse el polvo pero enmascarándolo de una sensación mística y maravillosa. Y como se supone que es algo irracional, lo puedo gestionar como quiera e inventarme una mentira creativa.

Alekséyev- Vaya, y tú que parecías buena persona.

 -Lo soy, sabes que lo soy. Pero joé, necesito algún acto de egoísmo de vez en cuando. Es mi vida y me tengo que preocupar yo mismo por ser feliz porque nadie más lo va a hacer. Y si tengo que putear a alguien por el camino pues, mala suerte. Así devuelvo al universo un poco del karma negativo que me ha llegado durante toda mi vida. A mí me gustaría amarla de verdad pero no puedo, lo siento. Así que, o soy un psicópata y no soy capaz de sentir nada o el amor no existe.

 -Que va, a mí me consta que sí existe. Yo apuntaría más bien a que eres un psicópata. Pero bueno, la otra posibilidad es que eso que llamamos amor lo siente el que quiere sentirlo.

 -El que quiere convencerse, ¿no? El que quiere engañarse a sí mismo o quizá, el que ya vive engañado. Nada nada, el amor es un eufemismo de “quiero follar más sin tener problemas con el qué dirán”. Bueno, no es solo sexo, también otras cosas: tener alguien con quien salir y viajar, que te inviten a comer, ayuda para todo incluyendo marrones gordos, no sufrir la soledad…

-Menos mal que tú eres un superhombre y no te hace falta nada de eso. Total, ni que fueran necesidades básicas, ¿verdad?

 -Pero sí yo soy el primero que disfruta con las ventajas que te da una parejilla, se vive muy bien. Tanto, que me pregunto si hay muchas personas, especialmente hombres, que piensen como yo. Me da la sensación de que si todos los que dicen estar enamorados estuviesen en realidad fingiendo, nadie lo sabría. Al Instituto Nacional de Estadística no le llegarían esos datos, las películas de Hollywood se escribirían como si el amor existiese, la planificación de nuestra vida se haría en función de encontrar o no a las medias naranjas... Quizá nos sigamos creyendo la mentira del amor porque nos interesa la comodidad que nos ofrece. Que sí, que existirá en algunos casos, pero el 99% de las relaciones de pareja son solo un entretenimiento pasajero, por mucho que a todos les guste engañarse.