domingo, 27 de noviembre de 2011

La Belleza


Juan- Es que al dueño le gusta tener siempre una cestita con almendras por aquí cerca. Las coge de su propio almendro.

Hombre del bombín- ¿Me puedo llevar una? Quizá la plante. ¿Sabes que pienso yo de los almendros? Son unos árboles normales durante medio año y durante el otro medio están pelados. Pero llega un momento en el que son una de las cosas más hermosas que se pueden contemplar por estos lares. Su belleza es una epifanía que puede llegar a abrumar, no solo por la perfección de la estampa, sino también por su fragilidad efímera; porque de repente eres consciente del instante en el que estás viviendo. Te saca de la Gran Hipnosis y te recuerda que… Bueno, quizá estoy divagando demasiado.

-No, por favor, continúe.

-Yo por suerte ya soy capaz de ver la Belleza en cualquier esquina, pero creo recordar que fue un árbol parecido el que me hizo ser una persona capaz de apreciarla. De hecho, fue una mujer bajo un melocotonero. Tengo viva aquella imagen: cambié solo por haber tenido la gran suerte de contemplar un espectáculo así. Si no, quizá hubiese sido un tipo normal. La gran virtud de la Belleza es te recuerda que estás vivo, ni más ni menos.

viernes, 18 de noviembre de 2011

El instante-refugio


Acosado por mil frentes y en el Gran Agobio en el que te sumergen las distintas putas realidades, no puedo hacer otra cosa que cerrar los ojos.

Sé que no puedo mantener la cabeza enterrada mucho tiempo pero este momento vale oro. La paz absoluta es tan efímera como ese intervalo en el que puedes soportar no pensar en nada. Nada se soluciona, todos los monstruos siguen por ahí ávidos por envejecerte y destripar trucos de magia. Pero necesito sentarme en esta mesa polvorienta, ignorar el desorden (el literal y el figurado) y escaparme a la oscuridad de mis párpados, solo un instante…

Tanta nube me tiene apollardao. Llevo ya unos cuantos instantes de total inactividad y no avanzo nada con nada. Supongo que la evasión, es decir, ese momentillo en el que nos podemos sentir bien entre tanta mierda, engancha. ¿Me podré convencer algún día de que no es para tanto?

sábado, 12 de noviembre de 2011

A molestar


Alekséyev- Que poca sangre hijo.

Juan- Es que noté que podía estar molestando

-¿Y tú no notas cuando te molestan a ti? ¿No te parece que normalmente es soportable e incluso razonable por parte de la otra persona? No estamos hablando de dar por culo porque sí, sino de buscar ayuda o entretenimiento. Necesidad, vamos.

-Sí, si yo sé que no hago nada malo y que no me van a dejar de hablar pero, si puedo evitarles esa incomodidad, intento sobrevivir sin recurrir a nadie. Así aprendo a cuidarme solo de paso.

-Mira, hasta yo necesito a veces pedir ayuda. ¡Hasta yo! Te conozco y sé que cuando necesitas algo planteas tu problema para que a mí me salga de dentro ayudarte sin que tú hayas pedido nada. Mira, te voy a dar un dato de psicología casera: cuando le pides algo a alguien a quien no sueles recurrir, el cambio en su rutina suele compensar o incluso superar la posible molestia. Hala, ya no tienes excusas.

-Bueno, ya sabes que soy enfermizamente no-egoísta. Pero sí, tienes razón, soy tonto por no querer sacar a la gente de lo suyo (será que creo que el momento de estar “a lo suyo” es sagrado). Pero tonto. ¡Nada, a dar por culo a tó quisqui! Si es que, por muy crecido que se crea uno, siempre hay algo de lo que espabilarse.

-Buena frase. Sí, tío, piérdele el miedo a hacer ruido. Anda que como tengas que trabajar un día de vendedor o de periodista…

miércoles, 2 de noviembre de 2011

*Bonus: minisagas (II)

(Para leer despacito)

VI.

El pobre se acabó entregando a la tormenta, pero ni ella le regaló un mísero destello: solo agua helada, viento y una pulmonía que tampoco se lo llevó. Sin amor propio, terminó marchándose a Mozambique y ya no sabemos nada de él. Por eso te digo tanto que te quiero.


VII.

El grupo de pigmeos escupió una ráfaga de pinchitos voladores que derribaron a un pequeño mono que apenas sintió la caída del árbol. El hombrecillo más anciano gritó agradecido a los espíritus de la selva y le ahorró el sufrimiento con un golpe al desdichado animal. Igualito que aquí. Civilizados…


VIII.

Te seré sincero: a lo mejor no te conviene quedarte aquí conmigo (y menos con mis amigos), pero estoy muy solo, cansado, casi no puedo andar y estoy hambriento. No te vayas con aquellos que solo se parecen a ti físicamente. Quédate conmigo, por favor. Te lo pido como zombi.


IV.

Nadie como ella para predecir los terremotos, los cracks financieros y los desamores. Por eso muchos se contentan con vivir cerca de ella, para estar a salvo de la Naturaleza. Otros, interesados, se acercan ella sólo para que les ayude a invertir. Lo demás en su vida es sexo frío.


X.

“Trae pacá la Rotaflex”, dijo Liborio antes de perder su primer dedo y “solo es una vaquilla con la cornaura despuntá” cuando perdió su virilidad. “¿Arnés pa’qué?” fueron sus últimas palabras. ¿Estaba Liborio determinado al fracaso o solo tuvo muy mala suerte? Quizá era demasiado cateto. Bueno, cateto pero feliz…

martes, 1 de noviembre de 2011

Quererlas o entenderlas


Juan- No sé si es que soy propicio a que me lo digan o es que se habrá puesto de moda, pero ahora lo que me dicen es: “no voy a dar un paso más porque a lo mejor me enamoro de ti”. ¿Por qué las tías tendrán tanto a miedo a sentir? Si de eso se trata la vida, coño, de no ser un mueble. No sé si es que presuponen que va a salir todo mal desde el principio. En serio, ¿por qué?

Alekséyev- ¿De verdad quieres meterte en esos berenjenales de querer comprender a las mujeres? A ver si te vas a volver loco ya del todo.

-Hombre, supongo que habrá que hacer el esfuerzo por enterarse de cómo piensan para poder satisfacerlas, salir vivo de ellas o incluso manipularlas. Yo a veces pregunto cosas a mis amigas pero no sé si me dicen la verdad. De todas formas hay que investigar hasta convertirse en todo un Richard Gere.

-¿Seguro? A lo mejor saber demasiado de ellas te puede hacer perder la sorpresa y la fascinación. ¿Te acuerdas lo que dijo el otro día el hombre del bombín? “A la mujer hay que quererla como si fuera Dios, con fe ciega y con entrega, como si todo lo que ella supone fuera una religión llena de altibajos superables y grandes sentimientos, y no como una fría ciencia llena decepciones y trucos desvelados. Con las mujeres, es mejor el Amar que el Saber.”

-Decía que se puede llagar a la felicidad a través del conocimiento, que te hace valorar las cosas en su verdadera grandeza; o a mediante la ignorancia, sin perder el tiempo en juicios y entregándote directamente al misterio y la magia a riesgo de salir perjudicado. Yo comprendo que lo suyo sería querer a las mujeres de la segunda manera, pero a lo mejor no soy capaz y no puedo evitar la curiosidad de entender cómo piensan o sienten y desvelar sus misterios sin querer. O a lo mejor, ¿crees que hay gente incapaz de amar por que se creen que ya saben demasiado y no pueden tener ni un mínimo de fe en nadie?

Fue un hito extraordinario que los ojos de Alekséyev temblaran por un momento, como si las máscaras que él mismo se había labrado se hubiesen desvanecido de repente. Tras un leve titubeo, recodó quien era él (o quien decía que era) y contestó distraído: “no, no creo.”