domingo, 27 de febrero de 2011

La Crisis


Disfrutar de la vida, viajar y conocer a personajes por todo el mundo, practicar deportes de riesgo, ir a fiestas impresionantes, follar a jierro en cada puerto, practicar paintball, ver un par de estrenos al mes, invitar a mis amigos, visitar a la gente mía que vive lejos, descansar, ver el mar a menudo, ver la montaña a menudo, probar frutas exóticas, ir de acampada a festivales de música internacionales, tomar cervezas raras en garitos con encanto, organizar “cenas de empresa” con mis empleados, afeitarse siembre con cuchillas nuevas, ir en el coche calentito en invierno y fresquito en verano y no al revés, llevar ropa reciente, tener animales en casa, recorrer bastantes kilómetros para ir a verla…..

No puedo: no tengo dinero

miércoles, 23 de febrero de 2011

Curiosidad Vs Desprecio contra el mundo


Juan -Son unos paletos, de verdad, no son personas interesantes. Vale, me pueden divertir o incluso ser leales en un momento dado. Pero verdaderamente desprecio su falta de…alma. Entendiendo alma como esa chispa que yo busco. Por eso cada vez paso más de ellos, porque no despiertan mucho interés en mí.

"Alekséyev"- ¿tú no eras el que decía que ojalá fueras menos curioso? ¿Que todo te dejaba absorto y te impedía concentrarte bien? Una persona, por muy simplona que creas que sea, debería despertarte más interés que un decorado o los chismes que hay encima de la mesa.

-Ya, eso me preocupa: ir perdiendo poco a poco mi espíritu explorador. Ese lado infantil de eterna curiosidad que tan orgulloso me siento de poder mantener. Pero creo que no tiene nada que ver con un supuesto envejecimiento de mi personalidad. ¿Cómo explicarlo? Lo que me pasa es que creo que no se merecen mi atención. No digo que yo sea superior, pero sí que busco una profundidad en las personas y unos valores que veo en muy poca gente. Estoy en un punto en el que reniego de la sociedad y de todos los catetos de mi alrededor con ideas prefabricadas. ¡Eso es! Lo que busco son personas con ideas propias. Ala

-Pues de eso hay más bien poco. Pero piensa desde cuando crees tener tus propias ideas, la fecha aproximada. Antes de esa época, ¿merecías ser despreciado? Antes hablabas de que estabas en constante evolución, pero ahora pintas una frontera bastante clara. ¿Acaso te crees ya maduro?

No, no lo soy. Pero no soy un paleto, eso sí lo tengo claro. Me he culturizado y sufrido lo bastante como para superar la presión de mi alrededor, por intentar plantarle cara a mis circunstancias. Y veo que pocos lo hacen. ¿Me hace eso especial?

-Bahh, tampoco será para tanto. Aunque si lo que dices es verdad, puede no te haga todo lo especial que tú te crees. Conozco gente muy existencialista que me da asco y también a simplones a los que admiro y de los que me gusta rodearme también. Quizás, fité que tontería, sea solo cuestión de ir variando para no cansarse de la compañía.

sábado, 12 de febrero de 2011

Pesares


Qué máquina. No sé si es que tengo un humor extraño pero estoy viendo mi obra con muy buenos ojos. Por fuera, la máscara lijada y limpia, color gris, apertura de ojos redonda y grande y lo más difícil: una sonrisa seria. Se podría describir como una expresión casi seria que no quiere parecer triste. Por el interior, un poco de rugosidad y de molestia. Lo justo para que se note, se pueda uno acostumbrar y alivie al quitársela. Y el detalle del artista: un peso desproporcionado a la finura y a los materiales visibles de la máscara.

¿Se puede uno acostumbrar a sus cargas? Frustraciones, rechazos, tiempo perdido, sueños al carajo… Fracasos. El recuerdo de todos ellos se va acumulando y tenemos que soportar su peso por cojones. No tenemos tanta capacidad de olvido ni tanto valor como para arrojarnos a la locura de un mundo inventado y feliz. Realmente, ¿qué es lo que hacemos? Aguantar y seguir paseando con la desgana a la que nos acostumbramos, cada año más cansados. El peso de la experiencia, distorsionando nuestra visión de la vida. Por eso quizá merecería la pena, pese a los palos de pardillo, conservar algo de inocencia.

lunes, 7 de febrero de 2011

Otro tipo de teatro


Juan- Y me dice la tipa: “es que eres muy poca cosa para mí, tienes que reconocerlo”. ¡¡“Tienes que reconocerlo!!¡¡Será puta!! No, si fuera puta me la habría jincao, pero como se la jincan todos menos yo, es solo una hija de puta. ¿Cómo puede juzgarme de esa forma, si no sabe nada de mí? No sabe cómo soy por dentro, ni mis inquietudes, ni todo lo que sé, ni todo lo que hago a veces, ni mis ocurrencias, ni mis habilidades…Y ella es una simplona tonta, que no es ni graciosa y que solo tiene un buen físico y un poco de simpatía. Pero poca eh.

"Alekséyev" – Ofú. ¿Pues qué quieres que te diga? Seguramente sea eso, que no conoce mucho de ti y no sabe lo que realmente vales. Que tampoco es que sea demasiado, pero bueno, si lo que dices de ella es verdad… Mira, no te comas la cabeza: cuando quieras una relación, muéstrate tal como eres. Pero si eres un caliente de discoteca que encima no se come un carajo, ¡haz teatro y no te compliques!

-Es que eso va contra mis principios de sinceridad para resolverlo todo.

-Principios… No seas tan rígido siempre, hombre. Será algo entre tú y esa persona a la que no vas a ver más en la vida tras una o dos noches. ¿Qué importa ser un cabrón? Si sabes que en realidad no lo eres, solo que las circunstancias te empujan a que lo seas durante un rato. Puedes decir que el mundo te ha hecho así, como Janet.

-En realidad, puede que sea que no domino tanto las artes escénicas como tú. Pero no quiero siquiera intentarlo. Me transformaría en ese tipo de persona que tanto coraje me da. Y sería un hipócrita.

-Bueno, pero serías un hipócrita bien follado.

sábado, 5 de febrero de 2011

O mejor, desaparece


Recuerdo esta época hace exactamente un año. Recuerdo que no me podía poner a trabajar porque mis problemas colapsaban mi mente y la inutilizaban. Incapaz de coger mis herramientas pensando: “con la que está cayendo ahí afuera, ¿cómo me puedo poner yo a tallar una pieza?”. Ha pasado un año y aquella crisis se supone que pasó. O más bien, se obvió. No sé si es que la añoro o que simplemente se quedó aún pendiente, pero otra vez me siento casi incapaz de trabajar aun sabiendo que tengo que hacerlo con urgencia. Supuestamente, en este último año, lo único que he conseguido son mecanismos mentales para ir tirando, para pasar de toda esta incertidumbre. No sé cómo me ha ido. Puede que bien, pero creo que era porque me he creído mis propias mentiras. Tampoco he aprendido a crear la máscara perfecta. Ni me he acercado.

Estoy empezando a comprender qué es lo que me hace sentir mal. Son las metas que me propuse hace ya unos años, cuando no tenía nada, solo ilusión por ver y hacer cosas que ya me llegarían. Me siento decepcionado conmigo mismo porque no tengo apenas nada de aquello que pensé tener con esta edad. El tiempo pasa y cada vez veo menos probable disfrutar de esos momentos que había pensado. Momentos idílicos que muchos tienen pero yo no.

A ver, los consuelos. Voy a poner en práctica descubrimientos recientes. El amor, el arte, la memoria, el sexo… Mis consuelos deseados son mis metas de siempre, las que apenas consigo. ¿Qué hago entonces, si no encuentro nada que me reconforte y que haga más llevadero estar en el mundo? Tendré que volver a jugar a eso que enganchaba tanto. Y a leer más ficción y menos Hermann Hesse, imaginando después que soy un personaje más de la historia. Quizás me venga bien volver a montar el acuario, que la última vez me quedé con ganas de criar guramis chocolate. También puedo buscar nuevas recetas para postres, volver a engancharme a Detective, cuidar más las plantas…