sábado, 28 de agosto de 2010

Evasión

Juan -Perro, ¿a ti te gustaba mucho Woddy Allen verdad?
“Alekséyev” -¡Grande Woddy!
-Es que el otro día leí una entrevista suya en la que decía algunas cosas curiosas, como que para ser feliz hay que escapar de la realidad. ¿Tú qué opinas?
-No me extraña que haya dicho eso. Por eso hace tantas películas, para distraerse.
-Pero es que dice que los ratos que pasa con la familia también son de evasión. Me parece un poco exagerado.
-Todo lo que no sea estar en la jungla o a solas con con tu mente es evasión.
-¿Cómo? ¿Pero no consiste en eso? Montarte en la cabeza tu propia película de fantasía y acabar creyéndotela.
-A ver, cómo hacer para que lo entiendas… Eso que acabas de decir es volverse loco, el verdadero riesgo. La evasión es creértelo poco, lo suficiente como para abandonar la conciencia, aunque sólo sea por poco tiempo.
-En verdad todo eso tiene cierta lógica pero…no sé, no es lo correcto, ¿no? Me refiero a que lo que hay que hacer es hacerle frente a la vida.
-Pero eso es muy difícil. Tienes que creer en Dios, en la energía positiva o en un par de tetas. Ser un hombre de fe. Si despojas a tu visión del mundo la espiritualidad, te acaba quedando una realidad muy fea, cruel, llena de mierda y de preguntas que no puedes ignorar tan fácilmente- Cuesta encontrar una motivación con la que tirar pa’lante.
-Bueno pero se puede. Aunque cueste, yo creo que se puede. Al fin y al cabo todos tenemos una identidad que no podemos enmascarar eternamente. Además, ¿qué pasa con las sensaciones? Y no me vallas a decir que son también momentos de evasión, aunque lo puedan parecer…Carpe diem tío, vivir, disfrutar y pecar de gula y de lujuria.
-Sí, sí, si el carpe diem es maravilloso, pero cuando estás dando vueltas en la cama si poder dormir porque la cabeza te taladra, ahí el carpe no sirve de mucho.
-No, si yo no tengo ese problema. He heredado de mi padre la capacidad de dormirme profundamente a los cinco minutos.
-Ah, pues vaya suerte que tienes.

jueves, 26 de agosto de 2010

Retorno desde un cerebro mejor

Me quería olvidar de este taller que tantas ideas me daba para progresar aquellos días. Pensaba que no lo necesitaba, que ya tenía la vida medio resuelta y que, aunque la duda quedaba flotando en el ambiente, sería capaz de no echarle demasiada cuenta. Pero estaba aburrido y he decidido pasar por aquí. Tampoco hay que estar perturbado para escribir un blog, ¡ay que diga… trabajar en el taller! Eso. Mis chavales han estado manteniendo esto, los dos. Total, las máscaras no se vendían nunca, no eran más que un mero entretenimiento artístico, una excusa para estar aquí.
Viendo esto, me parece que voy a tardar en volver a producir. Mis pinturas están secas, y los pinceles se han fosilizado con lo último a lo que dieron vida. No estoy nada seguro de seguir. De hecho…bah, ¿a quién quiero engañar? Hay otro motivo para estar aquí, el verdadero. Algo por lo que dudo cada vez más. ¡Arggg! No quiero pensar. No quiero pensar. A ver, algo para distraerme, sí, las cuchillas, voy a limpiarlas. Espero que no estén oxidadas. ¡Bieeen!¡Bien, bien, bien, bien! Ay…

martes, 24 de agosto de 2010

Juan y “Alekséyev”

“Alekséyev” -…Sí, sí, tu di lo que quieras, pero cuando se aborta, tanto él como ella acaban sufriendo consecuencias psicológicas de por vida. Y punto.
Juan – Pero si hace dos semanas decías lo contrario…
-Lo que pasa es que te da coraje que sea capaz de llevarte siempre la contraria y siempre te gane.
-Pero yo lo que quiero no es llevar la razón. Ni que eso se pudiera hacer… Yo lo que quiero es ir descubriendo La Verdad poco a poco. Claro que hablando contigo es difícil…
-Primero, reconoce lo mucho que te gusta charlar con alguien que te ponga a prueba continuamente. Ojala tuviera yo algún rival a mi altura… Y segundo, ¿dices que no se puede llevar razón a ciencia cierta? Esa idea ve quitándotela de la cabeza ya, no vaya a ser que te acabe haciendo daño. A veces se tiene razón, otras no. No te dejes llevar por la impotencia de saber que no existe la verdad absoluta. En ciertos casos claro.
-Pero a mí me gusta dudar de todo. No soy un crédulo y no voy a creer que algo es cierto porque aparezca en un libro o lo diga uno que se cree un sabio. ¿O acaso no es bueno intentar buscar la verdad por ti mismo?
-Depende. Aparentemente sí, claro que es bueno ser listo y no creerte lo primero que digan. Pero entonces, ¿para qué sirve la cultura, la filosofía, la ciencia moderna y todos los saberes que la humanidad ha ido acumulando a lo largo de la historia? Nútrete del progreso que para eso está, para que cada uno no tenga que buscar la base de su propia forma de vida. Si partes desde cero vas a gastar media vida buscando “tu lugar en el mundo”.
-A ver, ¿dices que es mejor creer lo que ya está establecido para no perder el tiempo comiéndote la cabeza en busca de la verdad?
-No lo sé, yo solo te llevo la contraria. Tampoco te digo que no dudes de lo que se supone que es verdad. Sólo digo que seas listo y no te rayes más de lo necesario. Porque ya te digo yo que, aunque suene romántico para tus ideales, cuestionar tanto las cosas puede ser bastante infructuoso. No sé si conoces esa palabra.
-Pues yo no quiero ser un simplón. Aunque en verdad a veces me gustaría. Parece más fácil ser feliz.
-Pues aprende a no preguntar demasiado y serás tan feliz como un gilipollas sin tener que serlo.
-Es que no lo puedo evitar, soy muy curioso por naturaleza. Me gusta investigar y preguntar. Igual que Sócrates…
-Igualito. Te crees que parecerte a alguien te va a otorgar sus cualidades. No intentes seguir los pasos de nadie, que esos a los que tenéis por modelos no son famosos por comportarse como los demás. Recuerda las palabras de aquel maestro: “Caminante no hay camino…”
- Mmm… ¿te estás contradiciendo?
-No sé, tú has empezado y yo te he seguido. Mira, has tenido suerte, ahí llega un cliente que te va a salvar de este vapuleo dialectico. Pero antes te voy a decir una cosa, la conclusión, Y en plan verdad absoluta, encima: “La realidad es demasiado grande y compleja para controlarla”. Ea, ahora no salgas de fiesta esta noche y quédate en tu casa pensando en esto. A ver si por casualidad me equivoco y resulta que eres feliz.

La máscara de la alegría

Qué difícil es tallar esta. Como cualquier obra de arte, receta o canción, hay que contagiar. Visualizaré un buen recuerdo: aquellos viernes de cine comercial. Bien, va saliendo la sonrisa. Hasta último momento dudaba del material. Siempre se han hecho de corcho de alcornoque y todavía no se por qué, si hay materiales mucho mejores a mi entender. El caso es que soy un romántico y lo he acabado usando. Le he frotado el rostro con “Pellejo de Baco” (la famosa marca del papel de lija) pero lo he dejado rugoso por dentro para no gastar más el corcho, ya que es un material muy endeble y necesita mucho grosor. Los ojos son complicados, y eso que yo sólo tengo que hacer el hueco. Es aquí, en la mirada, donde más dibujos y esculturas se echan a perder, donde hay que derrochar genio. Que dos orificios sean exactamente iguales y que acaben transmitiendo requiere mucho tiento, paciencia y un poco de tristeza después como efecto secundario (quizá es algo que solo me pasa a mí. Cosas de creadores). Colores alegres y una lagrimilla de quita y pon (que es lo primero que se pierde). Por culpa del corcho sigue quedando muy poco consistente, así que le voy a poner por dentro unos refuerzos de metal. Molestan, porque están bastante fríos pero al rato ya no se notan.
Cuando está terminada, me gusta recrearme con la máscara como si fuera la calavera de Yorick. Me siento como lo debería hacer un fabricante de revólveres con conciencia: esto solo puede usarse para un mal fin. La diferencia es que aquí el daño se lo hace uno mismo, pero doler duele tanto como un balazo. ¿Cuántas veces hemos llevado una máscara como esta entre lágrimas secas? Ojalá el comprador sepa finalmente romperla en mil pedazos, aunque años más tarde los intente recomponer como pueda. Con lo fácil que parece confesarse y quedarse tan a gusto por el simple hecho de no tener que disimular. Claro que, ¿quién tiene ganas de oír a un triste? ¿Es mejor tener un intento de sonrisa que una cara larga pero sincera? Yo siempre ha tenido la racional idea de de mantener una mueca parecida hasta que un alguien se dé cuenta de tu sana falsedad. Pero si ese alguien simplemente no es una persona avispada, o finges muy bien o no existe tu alguien (causa importante), el dolor se prolonga mucho, muchísimo…Creo que si ese es el caso se podría probar a tirar pa´lante aceptando que llevas puesta esa máscara y que no sabes cuándo podrás quitártela. Al fin y al cabo es otra de tantas que utilizamos en nuestra vida. Y quien sabe, quizá algún día caiga sola por su propio peso. Claro que, el corcho de alcornoque es tan ligero...

¿Máscaras?

Este es mi negocio. Parece poco rentable y desagradecido pero me di cuenta hace tiempo que para ser alguien antes hay parecer. Es así de cruel, pero es así; o al menos hasta que me caiga del burro. A una mujer sabia le oí decir que todos tenemos varias máscaras que vamos poniéndonos según la situación. No sé si es una verdad, pero el caso es que no conozco a nadie 0% teatral. Ni aquellos que van de brutalmente sinceros son capaces de no actuar. Pero no es algo necesariamente malo. De hecho pobre de aquel que no tenga claro su personaje, que no se maquille la máscara en el espejo. ¿Actuar igual según tus propios criterios en vez de seguir católicamente las convenciones sociales? Eso no llega a nada bueno, te lo digo yo. Es el motivo por el que hago esto.
Os presentaré mi lugar de trabajo. Yo lo llamo el taller pero es mucho más que eso (aparte de mi casa). Como de la venta de máscaras se puede uno morir de hambre y de sed, he aprendido de esa carnicería que vende aceitunas y verdura congelada. He puesto, entre otras cosas una sección de disfraces, ya que hay quien le gusta enmascarar también el cuerpo. Lo mismo hay disfraces de demonio que trajes de chaqueta y corbata. No me gustan demasiado pero es lo que más se vende. Parece que todo nuestro ser y la historia de nuestra vida se reduce a la imagen de cuerpo que aspira a ser bello o normal. Es una pena, aunque tampoco hay que renunciar del todo a nuestro lado animal, digo yo…También me enorgullezco de contar en mi establecimiento con una pequeña escuela de interpretación, aunque la gente no entienda bien porqué la puse. Está a cargo de un genio sevillano que dice llamarse Alexeye o algo así. Sabe mucho, el gachón, sobre todo porque parece que no tiene una opinión fija que va cambiando según la postura del contrario. Suele tener unas charlas bastante curiosas con el dependiente, mi querido Juan, un personajillo curioso abrumado por su mente y el mundo: una ricura. Ya los iréis conociendo si pasáis más por aquí. No descarto ampliar la tienda y meter a alguien más. Un toque femenino podría venir bien.
Para ser sincero tengo algún dinero ahorrado y puedo permitirme fracasar con este negocio. Lo hago fundamentalmente ir aprendiendo a crear mis máscaras y aprender de la experiencia. También, por qué no decirlo, para disfrutar de buena compañía y por otra razón más.
Gracias por su visita, vuelva pronto.