martes, 24 de agosto de 2010

Juan y “Alekséyev”

“Alekséyev” -…Sí, sí, tu di lo que quieras, pero cuando se aborta, tanto él como ella acaban sufriendo consecuencias psicológicas de por vida. Y punto.
Juan – Pero si hace dos semanas decías lo contrario…
-Lo que pasa es que te da coraje que sea capaz de llevarte siempre la contraria y siempre te gane.
-Pero yo lo que quiero no es llevar la razón. Ni que eso se pudiera hacer… Yo lo que quiero es ir descubriendo La Verdad poco a poco. Claro que hablando contigo es difícil…
-Primero, reconoce lo mucho que te gusta charlar con alguien que te ponga a prueba continuamente. Ojala tuviera yo algún rival a mi altura… Y segundo, ¿dices que no se puede llevar razón a ciencia cierta? Esa idea ve quitándotela de la cabeza ya, no vaya a ser que te acabe haciendo daño. A veces se tiene razón, otras no. No te dejes llevar por la impotencia de saber que no existe la verdad absoluta. En ciertos casos claro.
-Pero a mí me gusta dudar de todo. No soy un crédulo y no voy a creer que algo es cierto porque aparezca en un libro o lo diga uno que se cree un sabio. ¿O acaso no es bueno intentar buscar la verdad por ti mismo?
-Depende. Aparentemente sí, claro que es bueno ser listo y no creerte lo primero que digan. Pero entonces, ¿para qué sirve la cultura, la filosofía, la ciencia moderna y todos los saberes que la humanidad ha ido acumulando a lo largo de la historia? Nútrete del progreso que para eso está, para que cada uno no tenga que buscar la base de su propia forma de vida. Si partes desde cero vas a gastar media vida buscando “tu lugar en el mundo”.
-A ver, ¿dices que es mejor creer lo que ya está establecido para no perder el tiempo comiéndote la cabeza en busca de la verdad?
-No lo sé, yo solo te llevo la contraria. Tampoco te digo que no dudes de lo que se supone que es verdad. Sólo digo que seas listo y no te rayes más de lo necesario. Porque ya te digo yo que, aunque suene romántico para tus ideales, cuestionar tanto las cosas puede ser bastante infructuoso. No sé si conoces esa palabra.
-Pues yo no quiero ser un simplón. Aunque en verdad a veces me gustaría. Parece más fácil ser feliz.
-Pues aprende a no preguntar demasiado y serás tan feliz como un gilipollas sin tener que serlo.
-Es que no lo puedo evitar, soy muy curioso por naturaleza. Me gusta investigar y preguntar. Igual que Sócrates…
-Igualito. Te crees que parecerte a alguien te va a otorgar sus cualidades. No intentes seguir los pasos de nadie, que esos a los que tenéis por modelos no son famosos por comportarse como los demás. Recuerda las palabras de aquel maestro: “Caminante no hay camino…”
- Mmm… ¿te estás contradiciendo?
-No sé, tú has empezado y yo te he seguido. Mira, has tenido suerte, ahí llega un cliente que te va a salvar de este vapuleo dialectico. Pero antes te voy a decir una cosa, la conclusión, Y en plan verdad absoluta, encima: “La realidad es demasiado grande y compleja para controlarla”. Ea, ahora no salgas de fiesta esta noche y quédate en tu casa pensando en esto. A ver si por casualidad me equivoco y resulta que eres feliz.

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