Fe

Juan- Bueno, vale, llévame la contraria como siempre, a ver si me demuestras que Dios existe.

“Alekseyev”- Es que no hay nada que demostrar. Es lo que tiene creer, que no necesitas tener estudios científicos universitarios para vivir.

-Claro, que fácil. Unos dedicando su vida a intentar descubrir la Verdad, el cómo funcionan las cosas y otros se creen lo primero que les cuentan y ya son felices.

-Qué envidia, ¿eh?

-En parte sí, pero yo que sé, yo no soy capaz de ser así. No sé si ser capaz de creer es un don o es de ser simple. Yo lo que sé es que no me trago lo de que Dios existe. Es una invención del hombre, nada más. Necesario en su época para hacer que la gente no se agobiara cuando no podía explicar porqué caían los rayos y todo eso. Hoy en día ya no hay tantos fenómenos inexplicables. La ciencia te da respuesta.

-Ah, la ciencia, el dios moderno. ¿Puede explicarte la ciencia quién eres, de dónde venimos, qué será de ti y esas cosas? Puede que Dios no exista, pero la fe en una religión resuelve muchos problemas existenciales (entendiendo “resolver” como dar una respuesta que te sirva) y dando objetivos y motivos para vivir. Ahora mira a tu alrededor: la gente ya no tiene fe en nada porque la ciencia dice que no hay ningún dios. Pero la ciencia no dice cómo debemos vivir ni cómo debemos enfrentarnos a la vida. El despojarnos de Dios también nos quita herramientas para no perdernos en nuestra mente. Así que, hasta que los mortales no encuentren un sustituto para la fe, estarán perdidos.

-Una buena filosofía de vida puede sustituir la fe para sobrevivir, ¿no?

-Sí. Pero te puedes llevar toda una vida buscando. Sería más rápido que alguien lo escribiera para que cada uno de nosotros no tenga que redescubrir el mundo (para eso sirve la cultura) Crear una filosofía de vida estándar que se pueda enseñar sin confrontaciones, una doctrina común. Pero entonces volveríamos al principio.

-Entonces yo, ¿qué hago? ¿En qué creo?

- Tú sabrás.