lunes, 24 de enero de 2011

Cómo lograr el éxito

¡Ajá! Vaya descubrimiento. Esto lo tengo que apuntar en mi agendita de cosas importantes.

Teoría del licántropo invertido

Al igual que en la economía invertimos dinero en algo específico que creemos que nos va a rentar, en la vida hay que invertir el tiempo, que es nuestro verdadero y único bien, en algo que queremos conseguir. ¿Dónde está el fallo? En dos puntos: en derrochar desperdiciándolo en humo y en embarcarnos en proyectos que después salen mal. Esto es lo más importante. En las finanzas, se minimizan los riesgos a base de conocer bien el proyecto: los datos. En la vida esto es mucho más complicado ya que, como dicen los economistas, el futuro por definición es impredecible. Y más si no tienes ni idea de lo que ocurre alrededor (como suele paser). La economía se estudia y se lee en la prensa especializada. La vida… ¿Dónde se estudia?¿Qué debemos hacer para atinar en nuestros proyectos vitales?
Solución: El Ultrarrealismo vital. Consiste en analizar fríamente las posibilidades de éxito de un proyecto, sin contabilizar el factor suerte, la posible ayuda ocasional, el encanto inicial o el factor antojo. Mucho cuidado con este último. Nuestro cerebro es como un niño chico, juguetón y epicúreo (lo que madura es nuestra fachada, nuestra recopilación de datos). Al igual que nos pasa con una música o una actividad, nuestra mente piensa lo que quiere pensar y es reacia a trabajar en cosas más aburridas o desagradables pero quizá más productivas. Por tanto, el camino consiste en hacer madurar realmente nuestro lado cálido e infantil, para que los sentimientos más primaros no se opongan al éxito. Esto no significa que tengamos que ser personas frías e inanimadas; sólo hay que ser así a la hora de decidir. Transformarse de repente en un gigante analítico y sopesar las posibilidades. Después, tras decantarse por una opción, no dudar de ella, recordando que fue tomada en un momento de mayor lucidez.
El cuánto podemos obtener no es lo más importante, sino el tener la sensación de no desaprovechar el tiempo. Porque en un momento de gran fracaso o de final inminente, esto último consuela más.

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